El anís es quizás la hierba medicinal más antigua, utilizada en todo el mundo. Su peculiar sabor es dulce con una chispita de picante y tiene múltiples usos en la cocina. Por ejemplo, con las hojas se pueden condimentar ensaladas, infusiones, carnes y mariscos, y las semillas son utilizadas para elaboración de panes, salsas y para aromatizar alcoholes.

Aunque algunas personas no toleran el sabor del anís, es bueno saber que al igual que muchas otras plantas, el anís posee propiedades curativas muy importantes. Dentro de todos beneficios medicinales están  que es buen remedio para el tratamiento de una digestión lenta y otros malestares, tales como mucosidades en el pecho, gastritis, debilidad intestinal y desordenes con la menstruación.

Anteriormente, esta planta era utilizada en muchos casos de parto para ayudar a que el mismo se llevara a cabo sin inconvenientes. Es bien sabido que para mujeres que amamantan a sus bebés, el anís contribuye con el aumento de la leche materna. También, en casos de hipo, masticando semillas de anís, este puede retirarse fácilmente.

Conviene utilizar anís en caso de tener dolores de vientre o cólicos y  utilizar el aceite de anís, friccionando el vientre de niños o adultos por unos minutos, esto calmará los dolores. En casos de dolores de cabeza, también puede utilizarse el mismo aceite friccionando las sienes con las yemas de los dedos mojadas en aceite de anís. Cuando desee fortalecer los nervios y obtener mejores rendimientos intelectuales, se puede preparar una infusión de semillas de anís, echando una cucharadita de semillas en una taza y agregando agua hirviendo para luego dejar reposar y endulzar al gusto.

Este tipo de infusiones ayuda a liberar tensiones y a rejuvenecer interiormente.El anís es un aliado para los que buscan un tratamiento natural de algunas disfunciones del organismo.