La danza, primogénita de las bellas artes

La danza, primogénita de las bellas artes

La celebración del Día Internacional de la Danza es un esfuerzo por fomentar la participación y la educación, con festivales realizados hoy en todo el mundo.

El Día Internacional de la Danza se celebra hoy 29 de abril, en honor a la fecha de nacimiento del suizo Juan Jorge Noverre, creador del “Ballet de Acción”

La danza, herencia de nuestros primitivos antecesores, como expresión ordenada del regocijo del alma en el movimiento, se transforma en ritmo de sacrificio, sortilegio, oración y visión profética.

Convoca o ahuyenta las fuerzas de la naturaleza, cura al enfermo, es eslabón que une a los muertos con la cadena de sus descendientes, da suerte en la cacería y victoria en la batalla, bendice los campos y la tribu; difícilmente pudo otra cosa superar la importancia de la danza en la vida de los pueblos primitivos y de las civilizaciones antiguas.

“La danza es la madre de las artes. La música y la poesía existen en el tiempo, la escultura y la pintura en el espacio; pero la danza, vive en el tiempo y en el espacio. Los diseños rítmicos del movimiento, el sentido plástico del espacio, la representación animada de un mundo visto e imaginado, todo ello lo crea el hombre en su cuerpo por medio de la danza, antes de utilizar la sustancia, la piedra y la palabra”, Curt Sachs.

La danza primitiva interpreta al hombre colectivo sin sometimiento a reglas ni disciplina, sólo cuando se convierte en ceremonia asume comportamientos codificados.

El grupo predomina, pero de él surgen aquellos que saben hacer algo más que los otros; cuando uno salta más y da cabriolas como un virtuoso, se convierte solista del ritual-ceremonia. El conjunto desarrolla danzas simples, el argumento es una visión de la vida colectiva. El mundo desconocido, la magia y luego la religión se apropian de la danza.

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Las civilizaciones griega y romana nos han dejado indicaciones de sus danzas y su práctica; los protagonistas ya no son los ritmos salvajes, sino, los primeros instrumentos civilizados.

Las mujeres conquistan la belleza del gesto sobre las dulces notas emitidas por flautas y cítaras.
Se inventa el entretenimiento, cambian los objetivos pero permanecen los ritos. La época clásica exalta lo bello, inventa la armonía, conviven Júpiter y Apolo, el rayo y el canto.

El largo período de la Edad Media posterga la danza, pero no la aniquila; surge el juglar, personaje truhanesco de la vida feudal, cuya función trascendente, entre otras, era mantener vivas las tradiciones danzarías.
Lejos de los burgos o ciudades se desarrolla una cultura más libre, surgen las danzas campesinas, y estas dan origen a las folklóricas.

Se inicia un nuevo período y pensamiento. El Renacimiento recupera el clasicismo, sale de escena el diablo; figura preponderante del Medioevo, retorna Apolo.

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La nueva sociedad engendra los más variados entretenimientos teatrales y de danza; la Florencia de los Médicis acuna la danza, y Catalina de Médicis, patrocina la danza en París. Luis XIV, el Rey Sol, se complace bailando convertido en Apolo. En el Olimpo parisiense reina los Beauchamp, los Lulli, los Moliére.

En 1581 se presenta por primera vez un espectáculo que une los diferentes elementos, danza, música, argumento, basados en la idea de De Baif; el resultado de esta síntesis es lo que se conoce como “El Ballet Cómico de la Reina”, considerado como el primer hecho espectacular danzario que inicia lo que se conoce como danza clásica o ballet. A partir de entonces, el ballet inicia en Francia un camino independiente.

La danza clásica se expande, se codifica; a la vuelta de más de cien años, Juan Jorge Noverre, nacido en Suiza, el 29 de abril de 1727, produce una verdadera revolución en el plano danzario.

Sus reformas en un principio rechazadas, terminan imponiéndose, tomando el ballet un nuevo giro. Creador del “Ballet de Acción”, en su honor se ha tomado la fecha de su nacimiento, 29 de abril, para institucionalizar el “Día Internacional de la Danza”.

A finales del siglo XIX, la cultura tradicional, la ortodoxia clásica, comienza a ser cuestionada. El expresionismo, impresionismo, cubismo y otros “ismos”, aparecen como vanguardias en contraposición a normas establecidas. La danza no escapa a este movimiento, surge entonces, Isadora Duncan, precursora de la nueva expresión danzaría del siglo XX. “La danza moderna” más acorde a una nueva sociedad cambiante, donde el hombre social, la cotidianidad, serán fuentes de inspiración.

Los elementos folklóricos adicionan matices a las nuevas propuestas, identificando lo nacional. La danza folklórica es valorada como tesoro cultural de cada país.

La Danza como expresión de felicidad

Enunciado
“Quien no baila desconoce el camino de la vida”, expresión recogida de un himno gnóstico del siglo II. “El que conoce el poder de la danza, tiene su morada en Dios”, canta en un rapto poético Galal Al-Din Rumi, poeta y derviche persa.

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