La decadencia del imperio

La decadencia del imperio

Los imperios nacen, crecen, se reproducen y mueren, y es lo que sucede actualmente con los Estados Unidos. Al final, como sucede con los ancianos, se mantienen prácticas que recuerdan el vigor de la juventud, pero, con tantas debilidades que nadie duda de lo que se avecina. Eso de que un muchacho joven coge una escopeta, y comienza a disparar sin ton ni son, y que esto ocurra una y otra vez, con diferentes protagonistas y diferentes escenarios, es un síntoma grave. Que nadie suponga que eso es normal, ni que es efecto del progreso.

En 1971 hacía la residencia psiquiátrica en Madrid cuando el imperio dio uno de sus primeros alaridos: la caída del dólar. Nadie pensaba que eso podía suceder, pero estaba en la prensa, el dólar se devaluaba ante la mirada incrédula del mundo. Bahía de Cochinos, en Cuba, y la victoria de Ho Chi Min, en Viet Nam, fueron otras señales de que el imperio flaqueaba, como en la guerra de David contra Goliat. La reciente crisis bancaria fue como una fiebre alta, y el imperio votaba pus por todos lados, no solo por las implicaciones económicas, sino por las implicaciones éticas, pues se comprobó que los bancos mentían y engañaban, no uno ni dos, sino todo el sistema bancario, y el rescate se hizo, no ante las víctimas que perdieron sus casas, sino ante los mismos que la habían provocado.

La crisis de Septiembre 11 representó un viraje ético importante. Antes de esa fecha la CIA intervenía países y mataba a los líderes que no convenían  a sus intereses, como paso con el insigne Patricio Lumumba en África (1961). Lo peor vino cuando el gobierno de Bush adoptó la política de mentir cuando fuera necesario a los intereses nacionales. Hay que tomar en cuenta que esta nación se fundó sobre las bases de una moral puritana seguida por sus fundadores con gran rigor. No mentir y no engañar provenía del temor de Dios y de la Biblia, por lo que estas prácticas, aunque fuera como estrategia política, representan un cambio importante de dirección. Si se miente en política, se miente en los negocios, en la familia, en los impuestos, y eso termina arropando la vida nacional.

Cesar Augusto Sensión (2008) aporta algunas cifras que confirman el declive del imperio. En 1945 EUA generaba el 50% del PBI mundial, mientras que en el año 2007 esa cifra se redujo a la mitad. En los últimos años EUA tiene una posición financiera adversa, “pues hay más activos externos en ese país que activos de Estados Unidos en el exterior”, y “eso significa que la burguesía extranjera se está adueñando de buena parte de la economía de Estados Unidos”. En 1948 EUA tenía el 22% de las exportaciones mundiales, mientras China tenía apenas el 0.9%. En 2006 China iguala a los EUA, y en el 2007 se va por encima. “Estados  Unidos posee el 20% de la deuda externa mundial. Estamos ante la aparente paradoja de un Estado imperial que para funcionar depende en gran medida del financiamiento externo”. “Mientras el mundo acepte los dólares estadounidenses como un valor monetario, Estados Unidos disfruta de una ventaja única como impresor exclusivo de estos dólares… ¿Qué pasaría si el resto del mundo decidiera que ya no quiere dar sus ahorros al Tesoro estadounidense?… Ese día puede llegar antes de lo que pensamos”.

Una encuesta reciente muestra que la gente que se siente “triste”, “sola” o “preocupada por el futuro” aumenta en los Estados Unidos, mientras disminuyen los que se sienten “totalmente comprometidos en luchar y seguir adelante”. La educación sexual, en lugar de reducir, ha incrementado el embarazo adolescente, y, como respuesta, se les ofrecen anticonceptivos y facilidades para el aborto. En lugar de adiestrar a los padres, el Estado les quita los hijos, y en lugar de promover la familia nuclear, promueve el matrimonio homosexual.

Es un ciclo que se repite, y es el fin de los grandes imperios: auge del hedonismo, crisis de la familia, y abandono de los principios éticos que le dieron origen.

Publicaciones Relacionadas