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Nos hemos convertido en un país que ha sido seducido por lo fácil, que ha perdido también la prudencia y por tanto la moderación, por lo cual estamos al borde de un hoyo muy profundo que nadie lo quiere evitar y por eso muchos proclaman: “Que otros hagan Patria que yo la disfrutaré”.
Estamos sufriendo una decadencia que abarca todos los aspectos de la vida nacional, por la existencia de un tipo de políticos vividores, sin entrañas que se han refugiado de algún cargo público o no y que la gente lo viene señalando como vendidos a los peores mercaderes de la nación, son verdaderos mercenarios de la política, que en su afán de lucro, pretenden en convivencia con los más significados ciudadanos corruptores del país, hundir la nación en la peor podredumbre de este siglo.
La lucha política civilizada en República Dominicana, da pena decirlo, ha dado paso a la descalificación personal, al ultraje y a la querella temeraria que en muchas ocasiones ha contado con el respaldo de algunos sectores de la justicia, pero por fortuna la opinión pública serena y los medios de comunicación serios y prudentes, han sabido distinguir la verdad de la calumnia y la falsedad que han tratado de imponer los mercenarios de la política.
El escándalo mayor de este año, como todos hemos conocido, el caso de los sobornos y la alteración de los presupuestos de las obras ejecutadas por la empresa del Brasil, Odebrecht , que aún se desconoce a los implicados, porque ahora se dice algo insólito, que se necesita traducir los nombres, ¡cuando ha sido necesario traducir los nombres escritos fuera del español! Este es un nuevo escándalo, queriendo exonerar a ciertos personajes! Sin embargo, entre todos los señalados y sus detalles habrá grandes sorpresas y muchos presos, y talvez hasta varios prófugos de la justicia que en algún momento serán bien castigados. Es que como bien dijo, Baltazar Gracián, “Hay que saber mantener el arte de la prudencia“.