Bajo la tesis de que no tiene aliados favoritos, el Lic. Hatuey Decamps ha abierto todo un abanico de posibilidades electorales sin cerrarse a las alianzas y tampoco descartar llevar una candidatura presidencial propia por el Partido Revolucionario Social Demócrata, una organización política compuesta principalmente por antiguos dirigentes del PRD.

Hatuey no tiene prisa y su táctica o estrategia es esperar pacientemente la definición del cuadro electoral, mientras recibe casi a diario en su residencia del ensanche Naco a líderes de todos los partidos mayoritarios y de los llamados emergentes.

Después de recibir a Hipólito Mejia, Miguel Vargas Maldonado y Danilo Medina, convirtiéndose en una especie de santuario político, a quien escribe, un asiduo visitante de su casa durante más de 30 años, le consta que el cacique se ha estado reuniendo en las últimas semanas con una buena cantidad de presidentes de partidos, como si tuviera una carta debajo de la manga.

 En las próximas elecciones las siglas serán determinantes para ganar o perder, fundamentalmente las organizaciones que están reconocidas por la Junta Central Electoral, que son las que tienen la capacidad de formar frentes y aportar los votos decisivos, una realidad política reconocida por los candidatos que polarizan las simpatías, que tienen nombres y apellidos: Hipólito Mejía y Danilo Medina.

En el caso de Hipólito, una alianza con Hatuey sería tan impactante que decidiría de antemano los resultados de los comicios presidenciales del 2012, pero hasta para los que conocemos y admiramos al cacique, su definición electoral es un verdadero enigma, porque estamos confundidos entre lo que le conviene o lo que en el fondo quiere esa emblemática figura de la política nacional.