Ante el incremento de la delincuencia en los últimos tiempos en nuestro país, el presidente de la República, licenciado Luis Abinader, asumió personalmente la búsqueda de previsiones y soluciones a un problema que aumenta cada día y que está afectando a la sociedad al punto de que ni siquiera los sagrados recintos educativos y religiosos están a salvo de la misma.
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Esta situación, que afecta, por igual, a grandes naciones de reconocida civilización y desarrollo social, se incrementa exponencialmente en los países, que como el nuestro, se encuentran en vía de desarrollo afrontando problemas de desempleo, pago de salarios de miseria, y los tradicionales malos ejemplos de los líderes políticos que ascienden a los cargos públicos a lucrarse en lo personal.
Si a todo esto sumamos nuestras grandes deficiencias en el plano educativo, donde, contrario a otras épocas, el maestro además de enseñar, educaba con la palabra y el ejemplo, los resultados no pueden ser distintos a los que estamos experimentando. Combatir la delincuencia, no puede ser tarea exclusiva del gobierno sino que debe involucrar a toda la sociedad, incluyendo a los políticos que pretenden convertir el tema en bandera de campaña, eludiendo su responsabilidad en males que vienen desde sus tiempos en el poder.