La delincuencia y apagones en el primer
año del PLD

La delincuencia y apagones en el primer <BR>año del PLD

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
El desempeño económico, de los pasados doce meses, junto con los avances en educación pese a la escasez de escuelas en buenas condiciones, son las notas más brillantes de las acciones del gobierno peledeista en su primer año, cosa diametralmente opuesta a lo ocurrido en el campo del suministro de energía a la población.

Por igual, el crecimiento indetenible de la inseguridad ciudadana, aleja de las calles a las gentes y se resguardan en sus hogares bajo siete llaves, para evitar ser malogrados por los delincuentes que dominan sectores de la capital y otras poblaciones y las autoridades les temen.

Los programas sociales iniciados por la administración peledeísta han sido paños tibios para conjurar una pobreza que se agudizó en los pasados cinco años debido al quehacer de la administración perredeísta y luego a la actual que no pudo en un primer momento invertir en el gasto social por la camisa de fuerza impuesta por el FMI para conjurar el descalabro sufrido, y que en aquel entonces era para asegurar una reelección que afortunadamente resultó fallida para bien del país.

La situación de los apagones es ya un mal endémico que arrastra el país desde que en 1962; la CDE, sin tantas E, se convirtió en nido para los sindicalistas de izquierda y muchos políticos que desbordaron la capacidad de los técnicos. Ningún plan de expansión pudo cumplirse, dando lugar a una empleomanía supernumeraria y altamente militante en sus ideas de izquierda y así se consolidaron los apagones, que desde la década del 60 son el pan de cada día.

A 45 años de la desaparición de Trujillo, la producción energética y su distribución continúa en crisis, pese a que se han instalado numerosas plantas, se ha desarrollado notablemente la capacidad hidroeléctrica del país y se ingresó en el campo de las líneas de transmisión de 138 mil voltios y ya en los umbrales de las líneas de más de 400 mil voltios para la famosa autopista eléctrica. La distribución de la energía y su cobro continúa siendo un problema de gerencia y político, que se agudiza con cada cambio de gobierno, y por los negocios malos que éstos realizan, como ha sido el caso de Unión Fenosa. Ahora, con la probable ayuda del Banco Mundial, lo que debería ser una vergüenza que se envíe personal extranjero a enseñarle a cobrar a las distribuidoras, estimando aumentar el índice de cobro, que ahora está al nivel del 50%.

Por otra parte, el auge de la delincuencia es un problema que se arrastra desde hace años cuando ocurrió la rotura de la unidad familiar con tan alto índice de divorcios, uniones libres y niños lanzados a las calles. Se han producido generaciones de seres humanos antisociales, que estimulados por la abrumadora propaganda comercial que se recibe del capitalismo y sus empresas para aumentar el consumo, ha impactado en las mentes de jóvenes sin preparación cultural y deficiente formación escolar, que solo desea vivir como lo hacen los que se exhiben como modelos de la promoción.

No hay dudas que el uso y abuso de la propaganda, así como la universalización de los medios de comunicación, ha estimulado cada día a que se busque la forma más rápida de hacer dinero para vivir como se vive en Estados Unidos. El único camino es enrolarse en el narcotráfico o adquirir un arma de fuego para eliminar vidas y apropiarse de lo ajeno y arrasar con los bienes de las víctimas.

La delincuencia ha desbordado a las autoridades, que solo conocen un método para combatirla, eliminando expeditamente a los antisociales, que ya caen en un promedio de dos a tres por día, y sigue en aumento, ante la aceptación obligada de la ciudadanía, que cuando reclama mano dura, es para recurrir al plomo asesino que se lleva a quienes han hecho del delito su medio de vida. Por esa razón, el auge de la inseguridad, figura como una mancha en este primer año del gobierno peledeísta, que sin tener la culpa de los orígenes y auge de la delincuencia, está obligado a buscar soluciones extremas, que lamentablemente llevarán más muertes a un sector sin hogares, ni familiares, que reclamen por la vida de sus hijos convertidos en delincuentes.

En definitiva, las luces y sombras del primer año del gobierno del doctor Leonel Fernández van desde el asombroso proceso de la recuperación económica hasta el desasosiego que se produce en el ánimo de la ciudadanía al sentirse amenazada en las calles, y hasta en sus casas, por el auge del delito que requerirá de muchos años para lograr una disminución o confirmarlo a sectores, donde la policía teme penetrar, al igual como ocurre en otros países de gran desarrollo, pero con un control de la delincuencia, sin permitir que se extienda a los sectores que viven en paz y protegidos por sus autoridades, pero aquí, éstas son parte del problema.

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