La demencia, la vejez y la neuropenalidad

La demencia, la vejez y la neuropenalidad

El pasado sábado tratamos el tema del “viejo verde”, y concluimos que esas conductas bizarras y muy erráticas en lo social y moral durante la tercera edad, tienen un componente demencial. La compleja conducta humana es objeto de estudio de la antropología, la psicología, la economía, la sociología y, naturalmente, el derecho. Tema jurídico este último, no les puedo negar a mis amables lectores que me fascina en razón de que mi padre fue abogado, el Dr. José Silié Gatón, el tío Fernando lo fue por igual, mis dos inteligentes hijas ejercen esta carrera, tres sobrinos están laborando en dicho campo y mis dos yernos por similar visten togas negras y su gorro hexagonal, ¡entre abogados te veré!
Como una fineza de los laboratorios MERZ, recibí el obsequio de la obra “Síndromes Demenciales”, de la autoría de un distinguido colega Neurólogo amigo de la Argentina, el Dr. Arturo Famulari, donde señala muy atinadamente que los síndromes demenciales suelen ser manejados indistintamente por neurólogos, psiquiatras, geriatras y clínicos. Cada uno de ellos le imprime al modo de abordaje un estilo particular: el clínico pone el acento en las expresiones sistémicas del estado de salud de sus pacientes; dentro del equipo interdisciplinario, su lugar preferido de seguro estará en valorar las intercurrencias clínicas tan comunes en los pacientes demenciados; el neurólogo prioriza más el análisis de los aspectos cognitivos, y procura una tipificación diagnóstica tan sutil y precoz como resulte posible. Al psiquiatra y al geriatra le preocupan más los aspectos que se encuentran vinculados con la biología y/o la fenomenología de los aspectos conductuales y la repercusión global que puedan tener esas demencias en lo personal, familiar y social.
A lo largo de sus vidas, uno de cada diez hombres, y una de cada cinco mujeres, desarrollarán demencia con todo lo que implica en lo familiar, social, moral y jurídico. Los seres humanos pensamos como seres racionales. Sin embargo, en nuestra conducta diaria hay una gran cantidad de sesgos y aspectos emocionales que se apartan de lo que es una decisión racional. Así, las neurociencias modernas han dado lugar a preguntas impensables hace unos años atrás en el ámbito de la ley del tipo: ¿nuestros actos son automáticos o voluntarios? ¿Existe el libre albedrío y hasta donde existe la responsabilidad personal?, máxime en ese paciente de más de 70 años con una conducta anómala.
Hasta dónde los que manejamos las demencias, debemos hacer diagnósticos mucho más tempranos procurando hacer una medicina “predictiva”. En cada caso se hace necesaria una intervención médica más precoz para lograr una determinación más adelantada del espectro de daño cognitivo que tiene ese paciente con su padecimiento de deterioro de la memoria para que reciba un trato indulgente. Un claro ejemplo de esta preocupación, es la creación del Centro de Derecho, Cerebro y Comportamiento en el prestigioso Hospital General de Massachusetts, de la Universidad de Harvard. Donde se reúnen abogados, neurocientistas cognitivos, psiquiatras, neurólogos y psicólogos, con el propósito de hacer una traducción científica practica de los avances tecnológicos que se han logrado y relacionarlos con la realidad del contexto legal y penal que implican las consecuencias de las erradas acciones en la sociedad que comete ese paciente desmemoriado.
La memoria, es la función cerebral que nos permite almacenar la información que adquirimos durante nuestras vidas de aprendizajes permanentes. Tiene tres etapas: a) la memorización o codificación; b) el almacenamiento; c) la restitución o recuperación, esta es la que nos permite tener recuerdos. Si esta última etapa de la memoria por la demencia está dañanda, no debe ser tratado igual desde el punto de vista legal el paciente sin memoria aun sea inicial, que otro que no padece la enfermedad, esa es la neuropenalidad. Deseamos agradecer de corazón a la distinguida dama de Santiago, la talentosa periodista Bélgica Suarez, por sus honrosos juicios sobre nuestra labor médica y educativa, en su leída columna del pasado miércoles en el hermano Listín Diario, es gran honor tenerla entre nuestros amables lectores, en verdad que usted ha sido una dama muy gentil.

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