La demencia vascular

La demencia vascular

La sociedad de Neurología y Neurocirugía, celebró  la pasada semana con gran éxito, su XXI Congreso Internacional en el hotel  Barceló Bávaro Place Deluxe Punta Cana, dedicado a la Dra. Sonia Fermín, primera neurocirujana del país. En la oportunidad dos de las ponencias que concitaron mi particular interés,  fueron las dictadas por el Dr. Wright Clinton, neurólogo norteamericano, que labora en la Universidad de Miami, sobre los temas de la hipertensión arterial como causante de infartos cerebrales subclínicos con deterioro cognitivo ( alteraciones de memoria, lenguaje, planificación personal, el razonamiento, cálculo, la orientación espacial, etc.) y el uso de biomarcadores para el diagnóstico temprano de la Enfermedad de Alzheimer.

El pasado viernes 21, se celebró el Día Mundial del Alzheimer, esto nos motivó a tratar el tema de la Demencia  Vascular. Es la segunda forma  de demencia y es consecuencia del Accidente Cerebro Vascular (ACV).  Nosotros en nuestro medio los llamamos ¨derrames cerebrales¨, que pueden ser hemorrágicos o isquémicos, pero estamos ¨conversando¨ de los por falta de sangre. Hoy nos referiremos a los isquémicos (por anoxia). Una de sus manifestaciones más graves es el deterioro cognitivo vascular y sabemos que los infartos silentes y otros con secuelas graves, son la causa más común del deterioro cognitivo subcortical. Señaló, que se estima que en Estados Unidos  hay unos 13 millones de personas que si son bien estudiados con los equipos modernos presentarían alguna forma de infarto cerebral. Partiendo de la premisa, que el daño vascular se inicia desde la temprana edad de los 30 ó 35 años, siendo la hipertensión arterial (presión alta) el principal enemigo,  hace que se vayan perdiendo conexiones neuronales por daño isquémico  cerebral.

Nos presentó cifras inéditas – las ventajas de asistir a los congresos, es que uno recibe primicias de parte de los profesores investigadores- señaló que en una investigación clínica en la que participa  y que será publicada en ¨Neurology¨.  Es el estudio más actualizado hasta el momento sobre el tema de la prevención. Realizado en norteamericanos blancos y negros y en latinos, con un seguimiento por más de 5 años, comprobando que debido a los infartos silentes presentaban daño en la sustancia blanca y gris cerebral. Confirmando que el riesgo de demencia amentaba dramáticamente en aquellos que sí habían padecido infartos, aunque aún no habían dado manifestaciones clínicas evidentes. Determinado con el uso de la Resonancia Magnética  de mayor resolución  el RMN de 7 teslas y con DTI que es la de difusión de tensión que son los  instrumentos más modernos de que se dispone para investigar el cerebro junto al PET scan.

Enfatizó sobre los factores de riesgo sí modificables, bien sabemos que: edad,  sexo, etnia y herencia como  con el genotipo APOE 4, no pueden ser reformados. A más edad mayor probabilidad, es más común en varones y en los negros. Pero hay factores  que sí podemos cambiar y ayudar a evitarlos con control de: hipertensión arterial, diabetes, tabaquismo, hiperinsulinemia, las grasas elevadas, sedentarismo. Al finalizar en el tiempo de preguntas, le hice yo el cuestionamiento directo de ¿cuándo debemos empezar el tratamiento de las demencias? y me respondió ¨desde el momento mismo que usted las sospecha¨.  Por ello recomendamos que  usted busque ayuda  profesional desde que las cosas  relevantes de lo cognitivo cerebral (véalas arriba) no anden bien.

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