La democracia

La democracia

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
Los enemigos de la democracia acechan permanentemente. No descansan. Se disfrazan los lobos para engañar. No importa cuán ilustrados sean, no importa si su lenguaje los presenta como redentores. La misma Biblia nos advierte de los falsos profetas. Aquí, hace rato, que actúan a la luz, sin disfraces aunque sin quitarse las caretas.

Hablan de males que padece la sociedad desde siempre, como si se tratara de estrenos, de modos de hacer nacidos bajo la democracia. Hablan de corrupción, de venalidad de magistrados, de abusos de poder, de compras sobrevaluadas, de obras públicas realizadas sin la calidad de materiales o la supervisión adecuada, de nepotismo, de sentencias judiciales fruto de magistrados blandengues o corruptos, hablan de hambre, analfabetismo, falta de medicamentos en los hospitales, desatención de la agricultura y la ganadería, de la cultura, de los deportes, desfalcos y todo tipo de desviación de los fondos públicos mediante los mil y un inventos de la corrupción.

Llega el momento de hacer un alto y preguntarse: ¿Cuándo se pudo denunciar el hambre bajo un régimen autocrático? Quien se atrevió a abrir la boca para hablar sobre la desatención a los menesterosos y la falta de fuentes de trabajo; quien osó quejarse de la aplicación del un embudo en el sistema judicial, con la boca ancha para beneficiar a los ricos y con la boca estrecha para juzgar a los pobres; quien se aventuró a demandar pulcritud en el manejo de los fondos públicos para que alcanzaran los impuestos para construir edificios para escuelas y hospitales y habilitarlos con pupitres, cuadernos, libros, maestros capaces de convertirse en líderes y ejemplos a seguir; los médicos que reclamaron medicinas para los hospitales públicos; los munícipes que demandaron que las obras de infraestructura fueran sólidas, bien proyectadas y mejor ejecutadas; quienes se atrevieron, quienes pidieron, reclamaron, protestaron bajo un gobierno autocrático ¿Dónde están? ¿Qué y cuánto les costó su audacia?

El gobierno es una obra humana que siempre se podrá mejorar.

En el fondo sólo hay dos maneras de gobernar: autocrática o democráticamente.

El gobierno de uno, o el gobierno de todos ejercido a través de la representación legítima de la voluntad popular.

No permitamos que deslegitimen la democracia intentando destruir los partidos que son la expresión de la sociedad en la cual realizan sus actividades.

Los partidos son como nosotros, ni más, ni menos.

Fortalezcamos los partidos y respetemos la Constitución y las leyes. Todos, sin excepción.

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