Muchos cuestionan el rol de los partidos políticos en nuestra sociedad. Algunos invocan que son instituciones pocos transparentes, otros, que albergan grandes problemas de representatividad y agudizan la situación del país desconectándose de las necesidades del pueblo, y buena parte de la población critica el clientelismo desmedido en las campañas electorales.
No pretendemos proliferar indulgencia, ni mucho menos desvirtuar la responsabilidad que tienen las organizaciones políticas. Esta reflexión se enmarca dentro de posturas que es necesario fortalecer el rol de los partidos políticos para garantizar la participación de la ciudadanía en los procesos políticos tendentes a mejorar la democracia, a contribuir en la formulación y manifestación de la voluntad popular, y en el servicio al interés nacional, el bienestar colectivo y el desarrollo integral de la sociedad dominicana como lo establece la Constitución de la República en su artículo 216.
Sin embargo, a pesar de los bajos niveles de confianza de la ciudadanía en los partidos políticos, el anquilosamiento de estas organizaciones por la evidente ausencia de democracia interna y crisis de liderazgos por la falta de renovación de los organismos, sostenemos la tesis de que los partidos y agrupaciones políticas son garantes para el fortalecimiento del sistema democrático.
Además, en este espacio de propuesta de ideas, hacemos recomendaciones que pueden aportar mecanismos de sostenibilidad de la democracia interna, la transparencia y la representatividad en los partidos políticos que permitan superar los atavismos en que se encuentran.
En el año 2010, Barómetro de las Américas al medir la “cultura política de la democracia en República Dominicana”, refirió en ese momento que: “a pesar de la baja confianza en los partidos políticos, la sociedad dominicana sigue expresando su significativa lealtad a estas organizaciones en el nivel de simpatía”, por lo que, el 54.5% de la población dice simpatizar por un partido, según el referido estudio. Sin embargo, para el mes de noviembre del año 2017, la misma encuesta, reflejaba que solo el 20.4% de los dominicanos confiaban en los partidos políticos. Es por esta razón que es pertinente analizar la cuestión de ¿qué hechos relevantes han acontecido desde el año 2010 para haberse disminuido significativamente la confianza de los ciudadanos en las organizaciones políticas?
A pesar de que los partidos políticos son valorados como las instituciones de menor credibilidad y confianza, esta simpatía tiene una explicación, y se debe a la necesidad de mantener un sistema democrático estable. En tal sentido, fundamentamos nuestro planteamiento con un ejemplo concreto, real y contemporáneo: La transición a la democracia de Egipto.
El pueblo Egipcio, luego de manifestarse en la plaza Tahir por largas noches, tomar las calles enfrentando policías y francotiradores para obligar a Hosni Mubarak a abandonar el poder en el año 2011, y en su búsqueda de un cambio radical, inició un proceso de revolución a través de un Referéndum que lo llevó de la transición de una tiranía férrea a un sistema que honre los derechos humanos y las voces del pueblo, tratando de preservar la legitimidad de su revolución y redactar una nueva constitución.
Esa búsqueda de la democracia fue planteada por líderes de la revolución egipcia con la necesidad impostergable de institucionalizar partidos políticos que representen la voluntad del pueblo. Esto es una muestra de que, hasta países como Egipto ven la necesidad de que los partidos políticos constituyen la única vía conocida hasta hoy para alcanzar y preservar la democracia.
Es por esto que consideramos que los partidos, agrupaciones y movimientos políticos constituyen la garantía para poder seguir en busca de la democracia, sin embargo, es pertinente señalar de qué manera estos pueden lograr mecanismos de sostenibilidad del sistema democrático.
En primer lugar, esto se conquista con partidos políticos que tiendan a preservar su democracia interna, que su eje fundamental sea la transparencia en el manejo de sus finanzas, lo cual se concreta con informar periódicamente a su militancia de los ingresos, egresos en las campañas electorales; y finalmente, que trabajen en la representatividad, a través de la instauración de mecanismos de participación de la ciudadanía, y un liderazgo sometido a estándares que permitan el alcance a nuevos sectores: mujer, juventud, excluidos social y económicamente, el respeto a las minorías.
Todo lo anterior se logra, con la urgente, impostergable y necesaria aprobación de la ley de partidos políticos y régimen electoral, de lo cual esperamos, en el inicio de la actual legislatura, en el Congreso Nacional se produzcan el consenso y los acuerdos necesarios para hacer posible una ley que regule las organizaciones políticas de forma eficiente.
Implementados estos mecanismos en los partidos y organizaciones políticas de la República Dominicana es posible seguir confiados en la necesidad de preservar, a través de ellos, la democracia, la libertad y la consecución de grandes hazañas en favor del pueblo.