La depresión infantil, cómo evitarla

La depresión infantil, cómo evitarla

POR HELEN JÁQUEZ
El desarrollo sano de un niño o niña no sólo se basa en proveerles de una buena educación para su futuro,  cubrir todas sus necesidades materiales o su salud física. La responsabilidad de los padres recae de igual forma en la estabilidad emocional de sus hijos.

Ya sea por ignorancia o ingenuidad, se cree que todo infante goza de un estado emocional siempre positivo y estable. Se cree que en ellos no existen preocupaciones que mermen su tranquilidad, pero la realidad es otra: ellos también se deprimen.

Según explicó Eugenia de Minaya, terapeuta familiar y de pareja del Centro de Desarrollo Humano Todo sobre Familia, la depresión es una alteración emocional, un trastorno afectivo que consiste en experimentar pensamientos y sentimientos negativos.

Aspectos como un estado de ánimo depresivo la mayor parte del tiempo, disminución del interés o de la capacidad para el placer en actividades que resultaban agradables y motivadoras con anterioridad; pérdida o aumento de peso sin hacer dietas, o alteraciones en el apetito; insomnio o hipersomnia; agitación o lentitud psicomotora; fatiga o pérdida de energía; sentimientos de inutilidad,  de culpas excesivas o inapropiadas; disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, al igual que indecisión y pensamientos de muerte, son sólo algunos de los síntomas con los que se puede detectar si un niño está pasando  cuadro depresivo. Se supone que los  padres   puedan identificar con más facilidad cualquier cambio que ocurra a nivel conductual, emocional o motor.

“Aunque en asuntos del ser humano no se puede ser categórico, pues en muchas ocasiones es muy difícil tanto para un padre como para los psicólogos darse cuenta de que un niño sufre de depresión”, detalló De Minaya.

Arisleydi Sánchez Guzmán, psicóloga infanto-juvenil y miembro del Patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (PACAM), explicó que “las causas más comunes por las que un niño o niña padece de depresión es por el cúmulo    de acontecimientos negativos , como  muerte de un familiar, maltrato, internamientos o factores genéticos. También puede deberse a negligencias físicas o psicoafectivas, bajo apoyo social, los problemas de la pareja, dificultades de relación en la díada padres e hijos, divorcio, familias rígidas y con escasos lazos afectivos”.

Por su naturaleza física, social e intelectual en formación, el niño tiene  dependencia del adulto, que es quien suple sus necesidades. El niño no está consciente de esto porque ocurre de manera natural. Por eso sus inseguridades, miedos, problemas y patologías guardan estrecha relación con la naturaleza de sus relaciones con ellos. De esta manera el niño absorbe la ansiedad, el estrés de su sistema familiar, lo que califica como ansiedad crónica del sistema.

 La depresión infantil es más frecuente después de los 6 años de edad, cuando el niño inicia la escolaridad formal. La psicóloga Eugenia de Minaya considera que en estos casos se debe adoptar un criterio evolutivo, ya que de 0-6 años de edad los síntomas son de carácter motor y la principal fuente de vulnerabilidad radica en el vínculo materno. Con relación a este aspecto, Sánchez Guzmán manifestó que a medida que los sujetos crecen, la sintomatología aumenta, especialmente en la adolescencia.

De interés

“Una de las causas más comunes por la que un niño o niña puede sufrir de depresión en los tiempos actuales es el divorcio de sus padres, y en la adolescencia mucho más,  aunque es posible encontrar otras causasas”.

No deje que sus  hijos caigan en depreión

Para que sus hijos se depriman han de darse condiciones personales y ambientales, como por ejemplo deficiente control en sus emociones, ensimismamiento, timidez, que sea poco comunicativo, además de condicionantes que ocurran en el seno familiar.

“Aunque en sentido general la depresión infantil no es tan frecuente, cuando se presenta las causas están muy ligadas a condiciones ambientales y familiares. El abuso físico, sexual y psicológico  produce depresión en gran medida. Los niños viven los cambios como  mudanzas, divorcios y problemas en la pareja, con mucha estridencia”, detalló Eugenia de Minaya al cuestionársele acerca de  las causas de este problema.

Con relación  a quiénes se deprimen más, si las niñas o los varones,  Sánchez Guzmán expresó que hasta ahora los estudios  no encuentran diferencias por sexo en la depresión en edades inferiores a los 12 años, pero después de esta edad las diferencias se incrementan, obteniendo las adolescentes mayores puntuaciones en sintomatología depresiva que ellos.

Eugenia de Minaya explicó que esto se debe  a que a partir de esa edad en las mujeres produce un cambio hormonal, además de que  tienden a ser más perceptivas a la autoestima que los varones, por lo que son más propensas  en esa edad.

Existen factores hereditarios Pero existe la posibilidad que exista un factor genético. Cuando dentro de una familia ha habido personas que han sufrido de depresión, existe ya un factor de riesgo, una predisposición a desarrollarlo en otros miembros de esa familia, hay mayor  vulnerabilidad  en personas que tienen familia que ha sufrido depresión. Francisco Alonso-Fernández, catedrático emérito de Psiquiatría y Psicología médica de la Universidad Complutense de Madrid,  considera que los conocimientos actuales, unidos a una mayor experiencia clínica, permiten abandonar la postura primaria de la bipolaridad para entrar en una auténtica clasificación nosográfica del círculo depresivo. A tenor de la índole de las causas, es posible distinguir cuatro entidades depresivas básicas. Está  la depresión neurótica, que se caracteriza por la ansiedad o inseguridad neurótica, donde prima una personalidad inhibida e hipersensitiva y  cuya sintomatología es ligera o moderada asociada a rasgos neuróticos de evolución crónica. También se encuentra  la depresión situativa, que se da por circunstancias de la vida y se desarrolla en la personalidad obsesiva y variable;   la tercera clasificación es la llamada  depresión somatógena, asociada a una patología médica o sustancia química exógena con características variables.

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