La derecha disfrazada

La derecha disfrazada

Con motivo de los problemas dominico-haitianos asistimos a un curioso espectáculo político de trastrueque de papeles: la derecha, conservadora y “entreguista”, se ha disfrazado de izquierda; los grupos comunitarios, defensores de la nacionalidad, de la soberanía, de los trabajadores dominicanos, son considerados racistas de derechas, trujillistas-neonazis, enemigos de los “pobres emigrantes haitianos”. El proletariado haitiano es, desde luego, más importante que el proletariado dominicano. Puesto que europeos y norteamericanos prefieren que los haitianos se muden a Santo Domingo, los derechistas dominicanos más conservadores adoptan el discurso internacionalista propio de la vieja izquierda; economistas, sociólogos, historiadores, adoctrinados por los ideólogos del “nuevo orden mundial”, actúan como izquierdistas al servicio de la derecha extranjera.

A los catecúmenos de la globalización de la economía se les enseña que “las nacionalidades” están “mandadas a guardar”; que la paz de Westfalia, el Tratado firmado en 1648, con que dio fin la guerra de los treinta años en Alemania y la de los ochenta años entre España y los Países Bajos, consolidó el Estado-Nación en Europa; que de ahí procede el “concepto de soberanía”. Se pregona que ahora “todo es global” y no nacional. Las empresas de negocios, hoy son transnacionales por su propiedad, multinacionales por su campo de operaciones. Las naciones grandes y las pequeñas deben entrar en el mismo saco, con los mismos reglamentos.
Se dice que seremos “ciudadanos del cosmos” o, “cosmopolitas”, que fue el nombre que inventó Diógenes el cínico. El día que se inaugure “cosmópolis” como capital del mundo, tendrán que escoger entre Nueva York, Londres o París.
El gran escritor mexicano Carlos Fuentes, al advertir las desigualdades entre países, dijo: “no hay globalidad que valga sin localidad que sirva”.
Por supuesto, todavía no existe un pasaporte del cosmos.
Las naciones de Europa siguen siendo naciones por cultura, lengua, sentimientos.
Los EUA fomentan sus valores nacionales: Jefferson, Madison, Mark Twain, Walt Whitman, Edison, los hermanos Wright; y hacen bien en estimular el orgullo nacional y la cohesión social.
Los defensores de la dominicanidad no deben dejarse aplastar por izquierdistas “plásticos” que son, en verdad, “agentes” de la derecha extranjera, no sólo representantes de la nuestra. Los nacionalistas son dominicanistas: defienden al pueblo pobre, al hombre común que ama su país.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas