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Por Marie-Noelle Valles
MADRID, Jun 28 (AFP) – La derrota de Manuel Fraga, último ministro de Franco todavía en política, en las elecciones regionales de Galicia supone un nuevo revés para la derecha en España, que no logra reponerse desde su fracaso en las legislativas de 2004 y la partida de José María Aznar.
Tras un suspense de una semana, el recuento de los sufragios de los gallegos residentes en el extranjero selló en la noche del lunes al martes el resultado de las regionales del 19 de junio, y puso fin a 24 años de reinado local de la derecha, 16 de ello por Manuel Fraga.
«Don Manuel», de 82 años, que buscaba una quinta mayoría absoluta consecutiva en su Galicia natal, perdió una apuesta a la que, de mejor o peor gana, también se había apuntado el jefe nacional del Partido Popular (PP, derecha), Mariano Rajoy.
Frente a la guerra abierta ante la perspectiva de su sucesión en el seno del PP gallego, Fraga había anunciado en el verano de 2004 que él mismo sería candidato y había después convocado unas elecciones anticipadas.
Rajoy, también gallego, aprobó estas iniciativas y se implicó de lleno en la campaña por conservar para el PP su feudo gallego, región natal del dictador Francisco Franco, pero también del fundador del socialismo español, Pablo Iglesias.
Con la pérdida de Galicia en beneficio de una coalición de socialistas y nacionalistas, el PP sufre una nueva erosión en su poder regional y ya sólo dirige siete de las 17 comunidades autonómicas españolas, entre ellas Valencia, Madrid y Castilla y León.
El PP bajo la dirección de Rajoy registró así su cuarto revés electoral tras las legislativas de 2004, las europeas de junio siguientes y las regionales del País Vasco en abril.
Elegido como sucesor por José María Aznar, acompañado a la cabeza del partido por los hombres del antiguo presidente, muy marcados a la derecha, Rajoy tiene dificultades para encontrar su propia vía.
El martes tardó en comentar los resultados de las regionales de las que anteriormente había asegurado que si Fraga las perdía, «yo pierdo también», y en la noche del escrutinio del 19 de junio, que se sentía «respaldado» por el resultado parcial.
En cuanto a «Don Manuel», ministro de Información y Turismo de Franco entre 1962 y 1969, se limitó a afirmar el lunes que «mi sueño era finalizar mi vida política en Galicia», al tiempo que añadió que «ya dije que siempre estaría al servicio de Galicia donde me tocase».
Preguntado por su futuro en caso de derrota, reconoció en una entrevista con el diario El Mundo publicada el 17 de junio: «La verdad es que me voy a aburrir como una ostra. Yo estoy acostumbrado a trabajar como un negro toda la vida».
La perspectiva de ver a «Don Manuel» instalarse de por vida en el parlamento regional, esta vez como jefe de la oposición, no parece agradar a todos los sectores de la derecha española, en vista de las alusiones a su retirada formuladas en la prensa de esta familia política.
«Es el momento de reconocer el significado de una figura política fundamental», escribe el martes el diario ABC en referencia al fundador de lPP, añadiendo prudentemente que «el PP debe plantearse en un plazo razonable el asunto de la sucesión».
Cuando se abre en España un periodo de dos años sin elecciones, la izquierda celebró el martes la conquista inesperada de una región considerada como inexpugnable, donde ni siquiera las históricas manifestaciones contra la gestión de la marea negra del petrolero Prestige en noviembre de 2002 habían logrado erosionar la base del PP.
El socialista Emilio Pérez Touriño, llamado a dirigir un gobierno de coalición con el Bloque Nacionalista Galego (BNG), también estimó el martes que el PP de Galicia tiene que «abordar su futuro y su renovación interna».
