La derrota que ya sufrió el PPH

La derrota que ya sufrió el PPH

Cuando el sábado la comisión organizadora de la segunda primaria electoral del PRD dispuso la posposición de las votaciones para escoger el candidato presidencial de una de las facciones perredeistas, lo que en realidad se hacía era sellar la derrota del grupo llamado PPH. Esto fue así aun cuando aparentara una decisión inocua y aunque los organizadores y los mismos dirigentes del PPH pensaran otra cosa.

Porque aunque las primarias sean celebradas este u otro domingo y las gane el precandidato presidencial del PPH, ya la derrota moral está consumada.

Y esta es, como lo sabemos todos, la peor de las derrotas que puede sufrir una persona, un grupo o un partido político.

El título principal de la edición dominical del diario El Caribe n o podía ser más elocuente: “El fantasma del fraude pospone la convención”.

Según lo que ha contado la prensa y según lo que corre por los pasillos de los partidos políticos del país, uno de los tres precandidatos presidenciales perredeistas que adversan al precandidato del PPH hizo un examen a fondo del llamado padrón electoral del PRD, auxiliado por las facilidades que ofrece la computación, y se encontró con la sorpresa de hallar miles de nombres de militares y policías y de personas ampliamente conocidas por su militancia antiperredeista.

Más todavía: se encontró con que miles de simpatizantes del Partido Revolucionario Dominicano habían si excluido. Es decir, se produjo la extraña sorpresa de un padrón que contaba con inclusiones y exclusiones de votantes. Y unas y otras favorecían, aparentemente, los colores y los intereses del PPH.

La señora vicepresidenta de la República y precandidata presidencial Milagros Ortiz Bosch denunció en la ocasión, según recogen los diarios que circulan los domingos, que más de 400 mil personas fueron excluidas del padrón perredeísta. Como se ve, se estaba hablando de cifras mayores que de ninguna manera pudieron desaparecer por obra del azar o por un simple error en el patrón o matriz de una red de computadoras.

Esta fue, hasta el domingo, la culminación de una serie de anomalías que venía siendo denunciada por los precandidatos presidenciales Fello Suberví, Enmanuel Esquea Guerrero y la misma señora Ortiz Bosch. Estos políticos hablaron de camiones y camiones que se desplazaban por las carreteras del país trasladando zinc y madera para reimpulsar la política de construcción y reconstrucción de viviendas en casi todo el territorio nacional. Era la conocida cara de un clientelismo político que los contribuyentes dominicanos han tenido que pagar centavo a centavo.

También fueron denunciados los pronunciamientos políticos de algunos altos oficiales, edulcorados a posteriori por instancias mayores que atribuían los discursos y pareceres a expresiones de gratitud hacia el jefe del Estado y precandidato presidencial del PPH.

Hubo un momento cuando uno de los prccandidatos pegó al grito al cielo porque sus dirigentes de base estaban siendo sonsacados con ofertas tentadoras por dirigentes del PPH, según dijo en su momento.

Y no citemos las insistentes denuncias del presidente del PRD y ahora candidato presidencial Hatuey Decamps.

Para quienes hemos observado por largos momentos los desvelos y los aportes del perredeismo a la democracia dominicana, estas ocurrencias apenan y expresan un retroceso lamentable en la vida política del país y particularmente en esa organización. Pareciera que mucha gente del PRD se burla de su propia historia.

Es obvio que el movimiento PPH está entrampado en la lógica de sus errores. Empezó su camino hacia un segundo mandato presidencial tratando de burlarse de todo el mundo, diciendo una cosa para luego, conscientemente, hacer otra. Posteriormente engañó a los partidos políticos, incluido el mismo PRD, a los sectores más granados de la sociedad civil y a la propia iglesia católica y particularmente a monseñor Agripino Núñez Collado, cuando hizo preparar una reforma constitucional que luego lanzó al zafacón para, finalmente, aprobar la que le convenía.

Por supuesto, siempre se dirá, como se dijo en esos días, que los legisladores son soberanos. Y así es. No nos queda más que resignarnos con aquellos que nos enseñaban los mayores: la palabra no solo sirve para decir la verdad, sino para encubrirla.

De momento, persisten las dificultades en el sector perredeista que está convocado para hacer primarias este domingo. Pero pase lo que pase y gane quien gane, el movimiento PPH ya fue derrotado moralmente.

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