La desesperación de Pepe, el español en Jarabacoa

La desesperación de Pepe, el español en Jarabacoa

Samuel Luna

Es la segunda vez que Pepe el español me contacta; sabía que era él, lo percibí porque escuché su acento dominado por la última letra del alfabeto arcaico griego, “la z”, y disparando sonidos combinados de vocales y consonantes en forma de montantes callejeros. Su dicción reflejaba frustración por un sistema que debería funcionar a la perfección. Pepe, el español que vive en Jarabacoa, articuló su desencanto exactamente así: “Oye Samuel, te llamo porque este sistema es una m…..”. Le pregunté a Pepe que me explicara. Siguió con su justificado malogro y me explicó lo siguiente: “Samuel, a mi amigo de Barcelona, Antonio Nieto, le han robado por más de 5 veces al enviar sus paquetes desde España hacia la República Dominicana.

Cuando escuchaba a Pepe, en mi mente se generaba una conexión que abrazaba la totalidad y el sentir de cada dominicano. Pepe me expresó que cada vez que Antonio envía paquetes desde Barcelona, usando el correo de España, al llegar a la República Dominicana, los paquetes son interceptados, abiertos y con mercancías desaparecidas en dichas valijas. Pepe y Antonio se sorprenden cuando los paquetes llegan a la oficina local del Instituto Postal Dominicano (INPOSDOM), las valijas se ven como si llegaran de la guerra, muy maltratadas y faltándoles pertenencias. Pepe se extiende en su apologética, y aclara que el paquete no fue tocado en Barcelona, no es parte de la realidad social del español; la ética y la economía española no promueve el pillaje. Me aclara que el paquete no fue diezmado en la oficina de INPOSDOM de Jarabacoa. Pepe me relata, que la joven de la Cordillera Central (Jarabacoa), con su conducta taína y candorosa, sentía vergüenza y preocupación por la condición de las valijas. Ella expresó: “Pepe, eso no sucedió aquí, lo recibimos tal como usted lo ve. ¡Tengo mucha vergüenza!”. Esas fueron las palabras de una ciudadana honesta y con carácter. Debemos aclarar, que en el gobierno también existen personas con integridad. Realmente es una lucha entre el bien y el mal. La meta del gobierno es vencer el mal. Cuando el mal se esquiva y no se castiga, se promueve y se alimenta la semilla de la pobreza y la raíz de la desesperación, produciendo desorden y el desorden debilita los fundamentos de la democracia.

Pepe seguía hablando conmigo de forma convulsa, y sin la intención de caer en el plano político, me expresó que el presidente Luis Abinader, para él, “ha sido el mejor presidente”, pero que las lacras detrás de Luis Abinader están dañando el sistema actual y no permiten una real transformación, la cual se necesita urgentemente. Podía escuchar la inhalación de Pepe en el auricular de mi celular, su timbre era firme y acelerado. Es que él no entiende ni acepta la corrupción, como español residente por muchos años en la República Dominicana, se siente impotente porque a su amigo Antonio Nieto le han robado joyas, medicinas, pescados en latas (Salmones), y otras cosas que su amigo envía a sus amigos y familiares. La ansiedad y la decepción de aquel ciudadano bicultural (español y ahora dominicano), refleja la impotencia y los “ayes” de dolor de muchos dominicanos. ¿Cómo es posible que en pleno 2024 las mercancías que vienen por aduana y/o INPOSDOM son adulteradas y mermadas? Debemos poner atención a lo que genera desconfianza, no es saludable para el gobierno dominicano permitir, silenciar y esquivar esas malas prácticas. Las mercancías enviadas a través de una estructura gubernamental debe generar seguridad y confianza en cada dominicano y en los extranjeros.

Pepe ya no encuentra donde ir, decide llamarme para descargar el nivel de frustración que ha estado arrastrando por varios meses. El sistema dominicano no sólo ha golpeado a Pepe y a su amigo Antonio Nieto; además, se hace transparente la cultura en el escenario público y sociopolítico: ¡Una marcada y profunda desconfianza! ¡Corrupción! Pepe es el sujeto que grita a todo pulmón para despertar y generar conciencia; sin proponérselo, Pepe se vuelve contestatario, se le olvida que es de Barcelona, y encarna el grito de cada dominicano, aquel bramido en forma de protesta, un grito en contra de la corrupción, un sonido seco que lanza una oración social, un rezo irreverente que dice: ¡Presidente Luis Abinader, por Dios, pare la corrupción! ¡Presidente Luis Abinader, actúe con más practicidad! El deseo de Pepe es vivir en una República Dominicana sin corrupción. El deseo de Pepe es que la ley se cumpla para todos y en todas las esferas. El deseo de Pepe es el anhelo de todos los dominicanos. Gracias Pepe por llamarme, y espero que tu grito protestatario llegue a las autoridades y así parar esas malas prácticas. Gracias Pepe.