Las aulas son escenarios de reproducción de relaciones sociales presentes en la cotidianidad y en la sociedad. Las relaciones docentes-estudiantes y estudiantes-estudiantes están bañadas de patrones sexistas que reflejan la desigualdad de género y la segregación entre lo masculino y lo femenino, observables en los siguientes elementos:
1. División de los niños y las niñas en filas para entrar al aula al cantar el himno. En este ritual los niños y las niñas son separados en filas según el sexo y el curso. Esta separación establece una marcada diferencia entre ambos y deja un mensaje de que no deben andar juntos ni mezclarse fortaleciendo las diferencias.
2. Represión a las niñas y adolescentes en el manejo de su cuerpo y su imagen. En los centros educativos se expulsa o castiga a las niñas y adolescentes que presentan pantalones ajustados, argollas grandes, aretes fuera de las orejas, pelo rizo suelto… Igualmente se les reprime su forma de caminar y sentarse para que no muestren gestos ni hábitos masculinos.
Se presenta así todo un sistema de control sobre el cuerpo de las niñas y adolescentes, perdiendo con ello su libertad y autocontrol sobre su propio cuerpo. Ellas aprenden a entregar el control de su cuerpo a otros.
3. Expulsión de las jóvenes embarazadas y sexualmente activas de los centros educativos.
Una de las principales violaciones a los derechos de la mujer es el derecho que tiene toda niña, adolescente y joven a la educación. Este derecho es violado continuamente por los centros educativos públicos y privados que aún cuando la ley de educación lo prohíbe, expulsan explícita o implícitamente a esta población. Una de las expulsiones sutiles es la sugerencia de que se cambien a la tanda nocturna porque ya son adultas (a veces hasta con 12 años).
4. Separación de niños y niñas para la recreación. En el recreo las niñas no pueden jugar con los niños ni viceversa. Esta prohibición se basa en el enfoque sexista de diferenciación del género y en una fuerte homofobia o miedo a que se desarrollen tendencias homosexuales en ambos.
El aula es un espacio donde se reproduce la desigualdad de género y la discriminación hacia la mujer. Las niñas aprenden en el aula a separarse de los niños y por tanto no desarrollan unas relaciones fluidas de igualdad y ejercicio de derechos desde el juego y las actividades conjuntas. Están continuamente sometidas a la represión sobre su cuerpo y su vida sexual y además se les expulsa si desarrollan su sexualidad. El sexo masculino por el contrario tiene total libertad en el manejo de su cuerpo y su sexualidad.