La desigualdad sería inaceptable

La desigualdad sería inaceptable

El Estado Dominicano debería, inequívocamente, estar al margen de la lucha electoral aunque sus liderazgos se muestren abierta y vibrantemente comprometidos con las opciones partidarias nacidas de su propio origen. Preocupa la falta en todas las épocas de antecedentes institucionales que permitan confiar en que funcionarán los mecanismos que deben desterrar la desigualdad en gastos de campaña que en su favor han exhibido los competidores bendecidos por el poder y que empequeñece al proselitismo opositor. Como el mayor empleador nacional y de vocación paternalista, el Estado dispone de nóminas supernumerarias y de favoritismos y que de hechos escapan a contrapesos de poder y de supervisión.

De su sombra no deberían provenir medios carentes de legalidad que resten equidad al proceso que marcha hacia dos grandes encuentros con la voluntad ciudadana. El respaldo material o retórico desde ámbitos de poder a los candidatos identificados con el Gobierno sería antidemocrático y frontalmente contrario al fortalecimiento del sistema electoral. Es necesario hace valer la frontera que todavía permite confusión en los derechos que sobre el Estado asiste a quienes lo administran, entidad fundamental que debe estar libre de aprovechamientos unilaterales que generen tratamientos desiguales contra entes que aspiran a dirigir la cosa pública poniendo en peligro la convivencia.

En reclamo de una reapertura

Además de quedar situado en el corazón de la vieja ciudad de Santo Domingo, el hospital Padre Billini se colocó desde siempre en el centro de las preocupaciones de quienes allí ejercen funciones médicas o necesitan crucialmente de los servicios para sanar y preservar la vida que podían recibirse. Sus instalaciones son un legado histórico y de valor arquitectónico y el cierre de actividad disminuyó un recurso asistencial escaso por lo numerosa que resulta la población que acude a centros públicos siempre congestionados.
Los trabajos para mejorarlo han sido lentos, por lo que periódicamente las personas ligadas al Padre Billini reclaman su reapertura, lo que para no poca gente resultaría una bendición. La parálisis de este hospital hace más dolorosa la ausencia de la Atención Primaria y las limitaciones de la Seguridad Social.

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