La destructividad del pueblo, el mosaico gráfico de  vergüenza

La destructividad del pueblo, el mosaico gráfico de  vergüenza

El conjunto de fotografías que les presento es un testimonio gráfico de la capacidad destructiva del pueblo dominicano cuando no se le reprime por ello, vale decir, de su disposición a maltratar, eventualmente, destruir la propiedad ajena, ante todo la pública, cuando le es posible usarla generalmente sin consentimiento del propietario.

Su destructividad se correlaciona con su condición de ser la encarnación de la dominicanidad (en sentido etnológico), o sea, su predisposición a violentar, a irrespetar o desconocer toda ley, todo orden, toda disposición estatal o mandamiento moral consuetudinario, siempre y cuando que no prevea represalias por la infracción.

Con este hecho debería quedar claro que tanto la población promedio como las mal llamadas “autoridades políticas”, que no castigan el delito, pero sí lo cometen, son igualmente culpables. Y esto es lo que falta en este país, especialmente en estos días: represión, que tanta falta hace para poder someter a la bestia de la incivilización que  se agazapa en todo “buen dominicano” en sentido antropológico-cultural.

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