La deuda consolidada dominicana podría ubicarse en alrededor de 68.1% del Producto Interno Bruto (PIB) a final de 2020, debido a la crisis del COVID-19 que ha provocado una caída de la actividad económica estimada por el IMAE enero-octubre en -7.7% y el aumento del presupuesto de parte del Gobierno para poder adoptar medidas fiscales para apoyar a las empresas, a los hogares y a los trabajadores.
Se estima que la crisis generada por la pandemia podría colocar el déficit del sector público no financiero (SPNF) por encima de 9% del PIB en 2020. Del 2015-2019 este déficit estructural promedió 2.1%, resalta un análisis del Departamento Internacional del Banco Central titulado “Pandemia, reactivación económica y sostenibilidad de la deuda”, de la sección Página Abierta.
El análisis indica que se necesita un impulso fiscal que requerirá de mayores ingresos, de financiamiento y de la reducción de gastos que puedan considerarse innecesarios, especialmente si se contempla estabilizar el nivel de endeudamiento, al menos en el mediano o largo plazo.
Revela que para estabilizar la relación deuda/PIB en torno al 70%, el Gobierno requiere de un balance primario consolidado de 1.8% del PIB en el largo plazo. Mientras que para colocar el nivel de endeudamiento en una trayectoria descendente en el largo plazo, en 60% del PIB, el balance primario podría rondar entre 2.0% y 2.3% del PIB. Para alcanzar un nivel de deuda de 50% del PIB, similar al observado antes de la crisis pandémica, en un periodo de 25 años se podría optar por un balance primario de 2.4% del PIB.
“Cualquiera sea la estrategia y el posterior acuerdo alcanzado con el Pacto Fiscal, el Gobierno y los distintos actores de la sociedad deberán considerar el balance entre las reformas estructurales necesarias para la sostenibilidad de las finanzas públicas y la necesidad de continuar apoyando a las empresas, los hogares y los trabajadores, cuyos estímulos podrían desmontarse de forma gradual, a fin de garantizar la reactivación económica, tal como lo sugieren organismos internacionales, como el FMI”, explica.
La entidad aboga por seguir apoyando la economía, especialmente aquellos sectores que han sido fuertemente golpeados como el turismo, proveyendo tanto la liquidez necesaria, a través de la política monetaria del Banco Central, y la asistencia directa a las familias dominicanas, mediante una política fiscal que aplique oportunos y efectivos programas sociales y que a la vez promueva la inversión pública en proyectos de infraestructura que beneficien el país en el mediano y largo plazo.
Retos pendientes. Las agencias calificadoras Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s coinciden en señalar que el principal desafío económico dominicano es la aprobación de una reforma fiscal, lo cual redundaría favorablemente en la calificación crediticia y en garantizar la sostenibilidad del endeudamiento.
Ante esta situación, el presidente de la República, Luis Abinader, convocó el pasado mes de octubre al Consejo Económico y Social (CES) a los fines de iniciar las discusiones sobre el pacto eléctrico y fiscal, ambos entrelazados debido a la incidencia del déficit eléctrico en las cuentas públicas, los cuales denominó como “esenciales para las finanzas públicas”. Este pacto requerirá el sacrificio de todos los actores en la sociedad-ciudadanos, empresas, y gobierno y deberá considerar el balance entre retornar gradualmente hacia una senda de sostenibilidad fiscal e impulsar la recuperación de la actual crisis económica y sanitaria.
El artículo publicado en la página web del Banco Central señala que Gita Gopinath, economista jefe del FMI, citó la importancia de las medidas tomadas por los bancos centrales para cubrir las necesidades de liquidez de las empresas y los hogares y para mantener empleos, pero sin embargo, los problemas que enfrentan sectores que permanecen financieramente vulnerables, pero viables, pueden ser enfrentados de mejor forma con la política fiscal.
“La política fiscal debe jugar un rol de liderazgo en la recuperación”, expresa el análisis citando a la economista Gopinath.