La deuda externa, un “iceberg”
que embiste la nave del país

La deuda externa, un “iceberg” <BR>que embiste la nave del país

POR CLAUDIO CABRERA
Ahora que el país ha perdido tanta capacidad para atender compromisos internacionales tras la crisis que originó un inmenso desequilibrio fiscal de más de RD$56,000 millones y menguan los ingresos para comprar divisas más caras con qué atender compromisos externos, el déficit cuasi fiscal del Banco Central junto al problema del pago de la deuda externa constituyen una especie de “iceberg” gemelo por el que deberá dar la cara el gobierno.

Con relación al déficit cuasifiscal, se planteó una solución de corto plazo que deberá detallar en lo adelante, pero en lo que respecta al problema de la deuda externa las cosas son mucho más delicadas.

El presidente Fernández, al referirse al asunto sostuvo la misma preocupación de muchos economistas, al precisar las dimensiones de la deuda externa al momento, la cual asciende a US$7,200 millones.

En primer lugar, se requiere un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para renegociar los pagos de los compromisos crecientes del país.

En segundo lugar, debe añadirse un acuerdo al inconcluso con el Club de París, en vista de que como resultado de la última ronda de negociaciones el organismo que maneja la deuda bilateral de los países dejó fuera del alcance del programa de renegociación un total de US$100 millones para que el país renegocie con otros acreedores privados.

¿DERRUMBE FINANCIERO?

El amasijo de problemas que confrontó el pasado gobierno, vinculado a la imprevista postura del Club de París de no acoger una revisión total de los fondos renegociables, que sumaban US$293 millones, fue un factor que al final decidió a las pasadas autoridades dejar en suspenso el programa de renegociación con ese organismo.

No obstante, esta renegociación reviste de gran relevancia, en vista de que los acreedores extranjeros miden el grado de desempeño económico y fiscal de un país en función de la postura asumida con relación al flujo de pagos y acreencias atendidas en los mercados.

Por eso los organismos multilaterales han estado atentos a la posibilidad de que el país se declare en “estado de cesación de pagos” o “default” ante la comunidad internacional que observa las decisiones al respecto del gobierno entrante.

A esta razón se debe que el presidente Leonel Fernández informase ante el Congreso el pasado 16 que “la República Dominicana procederá en lo inmediato a una reestructuración de la deuda externa. Tal reestructuración estará acorde con los criterios del Fondo Monetario Internacional y del Club de París.

Al analizar en los hechos la posibilidad de una cesación de pagos por parte del gobierno a los acreedores, muchos economistas, empresarios y políticos temen que las consecuencias de un “default” acarreen el alejamiento del país del concierto de la comunidad internacional, sobre todo en un momento en que se incrementa la globalización internacional.

Una consecuencia inmediata sería que con ello se irían a pique las negociaciones bilaterales concertadas por el país con otras naciones, especialmente con los Estados Unidos para efectuar un TLC.

Sería, estiman muchos de estos analistas, la oportunidad de oro que esperan los países centroamericanos para que la República Dominicana definitivamente quede fuera del grupo de los países que contarán con el libre acceso al mercado estadounidense una vez sean aprobados los textos de estos acuerdos por los respectivos congresos de tales países.

EL NUDO DEL PROBLEMA

Para algunos economistas, el servicio de la deuda puede verse afectado en lo inmediato debido a que tras el estallido de la crisis, se precisa buscar más pesos para cubrir los compromisos.

De aquí que la carga en pesos para cubrirla sea tan onerosa que las autoridades anteriores emprendieron una renegociación con el doble propósito de cubrir el cuasifiscal y poder cumplir con los compromisos externos.

Vistas las necesidades de más fondos disponibles en pesos para el fisco, las autoridades procedieron a renegociar con el Club de París por encomienda del FMI.

En los hechos, una vez firmado el acuerdo con el Fondo Monetario se hizo el cálculo de que el gobierno no iba a tener todo el dinero disponible este año y el próximo para atender los compromisos internos y externos.

Pero los téminos contenidos en el acuerdo tanto en la primera como en la segunda Cartas de Intención entre el gobierno y el FMI al final de 2003 y a principios de este año no fueron cumplidos como tenía previsto el Fondo, lo cual hizo caer en suspenso el último intento por llegar a un entendido.

Esto ha dejado a las autoridades en poder de decidir otro entendido con el FMI que implique la firma de una nueva Carta de Intención y permita volver los pasos sobre la renegociación con el Club de París.

Tanto en el caso de las pasadas autoridades como de las actuales, los analistas observan que el país podría confrontar muchos problemas para procurar US$100 millones en bancos privados internacionales.

Esto implicaría un acuerdo con tasas onerosas y en condiciones desfavorables para el país debido al deterioro de su imagen externa por los atrasos financieros y ante las exigencias al parecer inflexibles de los organismos multilaterales y de acreedores bilaterales.

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