Se sabe cómo Gobierno financiará el déficit y amortizará deudas
Para gobernar se necesita un Presupuesto. El nuevo gobierno lo preparó, condicionado por un déficit fiscal acumulado y volumen de deuda respecto al PIB heredados que no tiene precedente en la historia de las finanzas públicas, para comparar revise estadísticas fiscales históricas de nuestro país desde 1844 y no encontré nada parecido.
La base del Presupuesto es un cuadro macroeconómico revisado que condiciona ingresos, gastos y objetivo de déficit, generando pronósticos que no son certezas y mucho menos bajo el alto grado de incertidumbre global que se vive.
De los pocos datos publicados extraigo lo siguiente. El próximo año no tenemos, como en condiciones normales lo manda el retroceso del PIB, una política fiscal anti cíclica. El gasto corriente y de capital (RD$891,378.8 millones), que representa un 18.2% del PIB, se reduce (RD$137,681.8 millones) en un 13.4% respecto a 2020 (RD$1,029,060.6 millones), y aumenta 22.3% la recaudación total (RD$746,318.8 millones, equivalente a 15.2% del PIB) de las Oficinas Impuestos Internos, Aduanas y Tesorería.
Se conoce cómo el Gobierno financiará el déficit y la amortización de deudas. El agujero (RD$145,065 millones, alrededor de US$2,230 millones, un 3% del PIB) del Presupuesto, que es la diferencia entre ingresos y gastos, se cubrirá con la venta de bonos soberanos en el mercado internacional y en el mercado local, con préstamos de Organismos Internacionales y bilaterales, también de la banca comercial, por un total de RD$291,528.5 millones.
Para amortizar deudas internas y externas se utilizará lo que resta (RD$146,463.5 millones) entre este monto y lo destinado a financiar la brecha del Presupuesto.
No obstante la moderación del déficit fiscal, en 2021 el “stock” de deuda (US$46 mil millones) sobre el PIB supera el 60%.
Como decimos en criollo, los problemas nunca vienen solos, al deber mucho más de la mitad del tamaño de la economía, al atravesar la línea roja, el riesgo es que, no obstante la demostrada confianza que tienen los mercados en la capacidad de pago de nuestro país, en el futuro cualquier desaceleración inesperada del PIB se combine con rápidos aumentos de precio del dinero, haciendo la deuda inmanejable.
Y como dos tercios del pasivo esta denominada en dólares estadounidense, la expone a la variación del tipo de cambio.
El presidente Luis Abinader lo tiene claro, se debe sacar el pie del acelerador de la deuda, se necesitan grandes cambios en la política presupuestaria para alcanzar la consolidación fiscal, es decir, corregir el déficit y sanear la deuda. Para luego aplicar la regla sencilla que Alexander Hamilton, Secretario del Tesoro, introdujo en los Estados Unidos en 1790, de que la deuda es para invertir y no para financiar gastos corrientes, estos deben ser pagados con impuestos.
Pero también está consciente de que la tarea de estabilizar las cuentas públicas se iniciará cuando se supere la inédita coyuntura que vivimos, porque debe mediar una reforma global e integral del sistema tributario consensuada con el sector privado, que estimule la economía, facilite la creación de empleos, aumente la recaudación y agregue progresividad para reducir la dependencia de los ingresos de impuestos indirectos.
Solo cuando se alcance determinado nivel de personas ocupadas es que será posible reducir el gasto en programas de asistencia social.