La diferencia entre las actitudes de Bosch y las de los líderes del PLD hacia sus propios gobiernos

La diferencia entre las actitudes de Bosch y las de los líderes del PLD hacia sus propios gobiernos

Durante su gestión de gobierno Juan Bosch tomó medidas que le hicieron impopular frente a sus propios correligionarios, pero que convenían al país. Actuó, pues, como estadista, no como político. Desde el principio tampoco buscó la reelección.
Una de sus primeras iniciativas fue reducir los salarios de los empleados públicos, comenzando con el de él mismo y el 2 de marzo anunció un gran plan de austeridad. Los gobiernos del PLD, por el contrario, han aumentado los salarios públicos y se han caracterizado por la falta de austeridad. Otra temprana medida de Bosch fue reducir fuertemente la cantidad de empleos públicos, los cuales consideraba superfluos, sobre todo dentro del cuerpo diplomático. El PLD en el poder, por el contrario, ha aumentado tanto la nómina pública que los que ya están en la misma, más los que se benefician de las diferentes formas de la tarjeta de Solidaridad, representan el 50% de los que tendrán el derecho al voto el próximo mayo. Ese clientelismo se reflejará en el voto.
Cuando Bosch descubrió corrupción en las ventas de azúcar de los ingenios estatales exigió la renuncia del ministro de quien se sospechaba, para que ante la justicia pudiese defenderse sin ostentar cargo público alguno. En el PLD simplemente se le destituye y no se le lleva a la justicia o, peor aún, se le elige senador para que goce de inmunidad. La principal obra pública de Bosch fue el desafortunado contrato con la Overseas, pero allí tan sólo se lucró el señor Robert Greif y sus compinches de Londres, mas no funcionarios del gobierno dominicano.
Eso no ha ocurrido en los gobiernos del PLD con las obras de infraestructura. En fin, que los discípulos actúan de forma muy diferente al maestro, a quien veneran, pero definitivamente no emulan. Bosch enfrentó a la Iglesia Católica, la cual lo combatió, tanto durante el proceso electoral como durante su gobierno. Hoy los congresistas del PLD ceden ante el tema del aborto para estar bien con las iglesias.
Bosch trató de mejorar la distribución del ingreso con la reforma agraria, la Ley Tope sobre los precios del azúcar (inspirándose posiblemente en una ley similar del gobierno de Grau San Martín de Cuba de 1946) y a través de una Constitución que quizás se inspiró en la cubana de 1946 y que enfatizó muchos los beneficios sociales sobre todo para los obreros y campesinos. En los últimos once años la distribución del ingreso entre nosotros no ha mejorado. El PIB no se ha “derramado”.
El PRD fue traído desde el exilio por Bosch en 1961. Los de ese partido, o lo que queda de él, son hoy también herederos del don del estadista del “ovejo”, pero una vez en el poder tampoco lo emularon. El PRD en los setenta se dividió entre PLD y PRD y el año pasado entre PRM y PRD. Queda ya muy poco del antes glorioso PRD. Abinader y sus seguidores también heredan de Bosch, aunque, al igual que el PLD en 1996, se han asociado a los reformistas herederos de Balaguer, némesis de Bosch y de la democracia. Balaguer, Bosch y Peña Gómez ya no están.
Aunque hoy contamos con grandes políticos, al país le falta un gran estadista. Los Minous y Morenos tal vez representen esa alternativa, pero el pueblo, por lo menos hasta ahora, no les está haciendo mucho caso.

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