La difícil visita del
Papa a Londres

<P>La difícil visita del <BR>Papa a Londres</P>

El papa Benedicto XVI se reunió ayer con cinco personas que fueron vejadas por sacerdotes en su infancia y se disculpó ante ellas, mientras otras víctimas y miles de personas opuestas a su visita marchaban por Londres en la mayor protesta de sus cinco años de papado.


El escándalo de los abusos sexuales ha empañado la visita de cuatro días del Papa a una nación profundamente laica con siglos de resentimiento anticatólico. Las encuestas mostraron una insatisfacción generalizada de los británicos por el modo en que el pontífice ha manejado la crisis y los católicos se han mostrado casi tan críticos como el resto de la población.

LONDRES. AP.  El papa Benedicto XVI se reunió ayer con cinco personas que fueron vejadas por sacerdotes en su infancia y se disculpó ante ellas, mientras otras víctimas y miles de personas opuestas a su visita marchaban por Londres en la mayor protesta de sus cinco años de papado. 

Benedicto XVI se reunió durante más de media hora con las víctimas en la nunciatura apostólica en Wimbledon, según el Vaticano y Bill Kilgallon, director de la Comisión Nacional Católica de Salvaguarda, un grupo que organizó el encuentro.  El Papa “manifestó su profundo pesar y vergenza por lo que han sufrido las víctimas y sus familias”, según un comunicado del Vaticano.  “Oró junto con ellos y les aseguró que la Iglesia católica sigue implementando medidas efectivas destinadas a salvaguardar a los jóvenes y que está haciendo todo lo que está en su poder para investigar las denuncias, para colaborar con las autoridades civiles y para llevar a la justicia a los clérigos y religiosos acusados de estos crímenes flagrantes”, dijo. 

La declaración fue similar a las emitidas por El Vaticano cuando Benedicto se reunió con víctimas en viajes anteriores a Estados Unidos, Australia y Malta. Esta vez, el pontífice también se reunió con un grupo de profesionales y voluntarios que trabajan para proteger a los menores en ambientes eclesiásticos. 

Opaca visita.- El escándalo de los abusos sexuales ha empañado la visita de cuatro días del Papa a una nación profundamente laica con siglos de resentimiento anticatólico. Las encuestas mostraron una insatisfacción generalizada de los británicos por el modo en que el pontífice ha manejado la crisis y los católicos se han mostrado casi tan críticos como el resto de la población.  La indignación es intensa en Gran Bretaña en parte por la enorme magnitud del escándalo en la vecina Irlanda, donde informes del gobierno han detallado el abuso  de niños en escuelas administradas por la Iglesia y el encubrimiento por parte de las autoridades eclesiásticas. Más temprano, en una misa en la catedral de Westminster, un contrito Benedicto XVI aseguró en su sermón estar avergonzado por el abuso sexual de menores por parte de sacerdotes y dijo a los feligreses británicos que lo sentía profundamente.  El Papa también manifestó su esperanza de que la humillación de la Iglesia  contribuya al consuelo de las víctimas y de que la institución sea capaz de usar su acto de contrición para purificarse de los “pecados” de sus sacerdotes.

Con globos de preservativos

Varios millares de manifestantes, algunos provistos de «mitras» de papel rosa, otros de preservativos a modo de globos, desfilaron ayer  por el centro de Londres para protestar contra la visita de Benedicto XVI  y las posturas «retrógradas» del Vaticano.  Con pancartas en las que se podía leer «Detengan al Papa» o «El Papa es el jefe de la mayor banda de pedófilos», unas 3,000 personas según la policía, 10,000 según los organizadores, desfilaron de Hyde Park a Downing Street, la residencia del primer ministro, gritando consignas como «Pope go home» (Papa vete a casa). 

«Queremos enviar al Papa este mensaje: muchos británicos no están de acuerdo con todas o parte de sus enseñanzas, sobre los derechos de las mujeres, los homosexuales o el uso del preservativo», explicó Peter Tatchell, militante de la causa homosexual en la cabeza de la mayor protesta de esta visita.  Y «también queremos que el gobierno británico se desmarque de estos puntos de vista intolerantes», subrayó pocas horas después de una reunión entre el papa y el primer ministro británico, David Cameron. 

Tara Griffin, una londinense de 36 años, criticó el hecho de que los contribuyentes británicos hayan tenido que pagar por la visita de Estado: «¿Por qué no pagan los católicos por la visita del Papa en momentos en que tenemos que sufrir tantos recortes presupuestarios?», se preguntó.  «Creo que el gobierno se equivocó al invitarlo, yo no lo considero como un jefe de Estado», protestó Mark Stanley, que está ante todo en desacuerdo con los puntos de vista del papa sobre la homosexualidad.

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