La dinámica del bosque seco dominicano

La dinámica del bosque seco dominicano

Cada cierto tiempo la opinión pública es impactada por informaciones relacionadas con la situación del bosque seco de la República Dominicana, en particular el de la frontera sur. En estas se resaltan dos aspectos: su disminución y la producción y tráfico de carbón.
Acerca de lo primero, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales en diversas ocasiones ha ofrecido datos que muestran que dicho bosque, lejos de estar disminuyendo, ha estado creciendo de manera sostenida, dando como resultado que al día de hoy alcanza una cobertura de 1648 kms., superior en 34% en relación al 2003 solo en las provincias de Barahona, Independencia y Pedernales. Para muchas personas estos datos resultan dudosos, ya que al transitar por la región es frecuente encontrar evidencias de agresiones a este bosque, despertando o afianzando la idea de su futura desaparición.
Debe entenderse que el bosque es una realidad viva, en cambio constante; que puede, efectivamente, disminuir en un área y aumentar en otra. Lo importante es que las ganancias sean mayores que las pérdidas. Solo que las pérdidas se perciben de manera inmediata, mientras que las ganancias se pueden apreciar luego de transcurrido un tiempo casi siempre mayor a los cinco años y quien no guarda en su memoria la imagen de un área no puede apreciar cuál ha sido su evolución.
De todas maneras, conocer la evolución del bosque no es nada secreto, ni muy complicado. Lo que se requiere es disponer de imágenes de satélites que cada vez son más precisas, las que deben ser interpretadas por técnicos con la suficiente preparación y experiencia, quienes elaboran y aplican una metodología que incluye, por supuesto, la comprobación de campo.
Dudar del dato oficial es un derecho al que todos asiste, en cuyo caso podría solicitar más detalles a la institución o realizar su propia medición, y si resultara que los datos de ésta fueran más precisos, para el Ministerio de Medio Ambiente no habría ningún inconveniente en acogerlos como instrumento de trabajo.
En cuanto a la producción y tráfico de carbón, se trata de una realidad histórica del bosque de la región Sur y, desde los años 80, la entonces Comisión Nacional Técnica Forestal (CONATEF), con la asesoría de la cooperación alemana (GTZ), implementó un plan de manejo para el cual el Instituto Agrario Dominicano asignó más de 30 mil tareas a las organizaciones de la zona, cobijadas bajo la sombrilla de FEPROBOSUR. Igualmente, se aprobaron dos planes de manejo privado. Ambas decisiones, junto a la drástica reducción del consumo nacional de carbón, permitieron la regeneración de importantes áreas que para la época mostraban un evidente estado de degradación.
Por qué se mantiene la producción y tráfico de carbón? Lógicamente porque existe un mercado; pero también porque existe una población necesitada que recurre a la quema de leña como forma de sobrevivencia.
Aún reconociendo cuánto ha avanzado nuestro país en su desarrollo, miles de familias mantienen en los recursos naturales su vínculo más inmediato con la economía, constituyendo una presión permanente para las instituciones que tienen la responsabilidad de su protección. Y aunque se mantiene una gran vigilancia en la zona, tratando de evitar las agresiones sobre el bosque, es necesario pasar a la búsqueda de métodos más creativos que permitan superar los tradicionales operativos de ocasión.
En ese sentido, Medio Ambiente ha estado en discusión por más de un año con los dirigentes de FEPRBOSUR, trabajando en la creación de un mecanismo de manejo de aquellas áreas que les fueron asignadas por el IAD, tomando en consideración los aspectos de biodiversidad del área, capacidad de regeneración y la capacidad organizativa de los grupos.
No obstante este es propósito, es muy claro para el Ministerio, que la producción de carbón no puede ser el medio de incorporación de esta población al desarrollo. Se trata, esencialmente, de encontrar vías que disminuyan las tensiones que amenazan la vida de uno de nuestros más valiosos ecosistemas, conociendo que un fósforo en manos de un padre de familia desesperado es el mayor de los peligros a los que cada año se enfrenta el cuerpo de bomberos forestales del Ministerio.
En definitiva, a lo que aspiramos es a generar un conocimiento más integral de la dinámica de este bosque. Entender que el espacio en que existe es compartido por una realidad compleja.

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