Por FIOR GIL
Presbíteros y diáconos de la diócesis de San Pedro de Macorís manifestaron ayer su respaldo a la labor que realiza su obispo monseñor Francisco Ozoria Acosta.
Ofrecieron su testimonio del trabajo que en beneficio de la población se ha llevado a cabo en los nueve años de la creación de dicha diócesis.
En un documento emitido en ocasión de celebrarse un aniversario más de la creación de la diócesis y la consagración episcopal de monseñor Francisco Ozoria Acosta, los presbíteros de la diócesis de San Pedro de Macorís, junto con los diáconos, ofrecen su testimonio de las «maravillas que el Buen Dios ha realizado en medio de nuestro pueblo a lo largo de estos años de gracias derramadas sobre esta porción de la Iglesia Universal».
Consideran injusta la acusación de que monseñor Ozoria sea una persona desconocida o lejana para su pueblo. » Sin temor a exagerar afirmamos que no hay nadie en nuestra Diócesis que no haya tenido la oportunidad de estar cerca de él, no hay un rincón de nuestras ciudades o de nuestros más pobres bateyes que no hayan recibido su visita, su aliento, su cariño, su sonrisa y la gracia de su presencia.
«Y si alguien quisiese acusarle de favoritismos, sin duda que esa predilección se ha volcado sobre los más pobres y humildes de su rebaño diocesano.
Al reflexionar sobre la labor pastoral de monseñor Ozoria expresan que «quisiéramos aprovechar esta ocasión para testimoniar nuestro afecto y comunión en torno a nuestro padre y pastor, reiterándole nuestra obediencia, respeto y lealtad, así como nuestro deseo de seguir colaborando junto con él en la edificación del reino de Dios».
Entre los logros obtenidos a través de la diócesis los presbíteros y diáconos citan la ordenación de vocaciones, el establecimiento de un monasterio de vida contemplativa, la edificación del seminario menor con su creciente cosecha de vocaciones, creación de nuevas parroquias y distritos parroquiales, establecimiento de nuevas congregaciones religiosas y los sacramentos de iniciación cristiana por parte de miles de jóvenes y mayores.
Señalan además la preocupación que el obispo ha mostrado por la pastoral de la familia «incluso celebrando él personalmente muchos de estos matrimonios; las obras de bien social diseminadas en la diócesis, como hospitales, dispensarios, comedores infantiles, asilos para los envejecientes, centros de acogida para los inmigrantes, centros de evangelización y formación profesional para los presos, la preocupación por los jóvenes, los hogares infantiles y los movimientos eclesiales.