La discriminación racial ¿Existe?

La discriminación racial ¿Existe?

¿Existe o no discriminación racial en República Dominicana? Es una pregunta secular. Joaquín Balaguer, en una entrevista que Mario Vargas Llosa le hiciera en 1975, afirmó que en RD no la ha habido nunca.

Ciertamente, el Estado en ninguna de las constituciones vigentes en los últimos 50 años recoge artículo alguno que sugiera que hay racismo o segregación racial, aunque todos sabemos muy bien que los negros y los mulatos pueden ser considerados inferiores en la RD, y eso se manifiesta en distintos niveles -y a distintos grados- en la vida cotidiana. Sin embargo, en el marco jurídico, el Estado ha enseñado sus prejuicios, tal como vemos en leyes adjetivas que buscaban “europeizar” el territorio. Recordemos, por ejemplo, la ley del 15 de marzo del año 1907, en la que el presidente Cáceres fomentó la colonización de zonas fronterizas con personas de raza caucásica. En ese mismo tenor continuó Trujillo, asentando inmigrantes blancos en varios lugares.

Incluso en el marco educativo hay prejuicios. No olvido, de mis años de bachiller, el énfasis que en clases hacía el Profesor Tena Reyes al señalar que la historia dominicana podía resumirse en las tensas relaciones con Haití, cuyos orígenes fueron “la fatal decisión española de traer esclavos negros y las devastaciones de Osorio”. Desde esa época me llamaba la atención que no propusiera un mejor resumen, como lo sería destacar la lucha constante contra la esclavitud, por la independencia y la libertad.

A pesar de aquella entrevista, en la obra que devino como el evangelio de los xenófobos “La Isla Al Revés” Balaguer deja en claro que “la raza etiópica”, negra, es un peligro: “En Santo Domingo, si el gobierno continuara desentendiéndose del problema de la raza…, daría por resultado…, el predominio sobre toda la isla de la raza más prolífica y más homogénea” y que “… de nuestra conformación étnica y social depende la existencia misma de la nacionalidad que se halla desde hace más de un siglo en lucha contra otra raza más prolífica…”.

Al observador objetivo no le será difícil percatarse de la discriminación, y que aún en sus formas más sutiles existe un afán por ocultar o borrar de nuestra identidad y nuestra historia los rasgos mulatos y negros, al extremo de exagerar las referencias taínas o españolas.

Es cierto que en el país no hemos tenido -hasta hoy- ni guetos ni políticas de segregación como las que ha tenido Sudáfrica, por ejemplo; tampoco hemos visto a ningún político asumir claramente posiciones racistas; pero no ayuda a defendernos de que nos acusen como tales que nuestras autoridades educativas, migratorias o de pasaporte, en connotaciones de discriminación, asocien el color negro a la nacionalidad haitiana.

No creo que el racismo (ni los racistas) existan en nuestro país…. pero a veces parece. Le corresponde al Estado actuar con firmeza en desterrar la discriminación, aún las más sutiles. Al fin y al cabo no somos un país de raza, sino de historia.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas