NUEVA YORK (AFP).- Los precios récord del crudo benefician a las compañías petroleras pero pesan fuertemente sobre las cuentas de numerosas otras empresas estadounidenses, empezando por las aerolíneas pero también las vinculadas a la química o la distribución.

   Los precios del oro negro trepan día a día a niveles inéditos. El barril de crudo cerró a 44,41 dólares el jueves en Nueva York, un nuevo nivel récord y 36% más que a comienzos del año. Y no da señales de calmarse.

   Según los expertos, los especuladores intentarán hacer subir rápidamente los precios hasta 50 dólares. «Los precios del petróleo podrían encontrarse en un ciclo de crecimiento (que dure) de cuatro a cinco años», estiman incluso los analistas de Smith Barney.

   Las compañías petroleras son las principales beneficiarias de esta espiral alcista. «Se benefician de un fuerte poder de fijación de precios», explicó Michael Thompson, director de análisis de Thompson Financial.

   Como muestra de ello, el número uno mundial del sector ExxonMobil generó 5.800 millones de dólares de beneficios en el segundo trimestre de este año.

   En cambio, para una gran cantidad de sectores, a la cabeza de los cuales está el del transporte aéreo, la fiebre de los precios representa una amenaza, inmediata o potencial.

   El sector aéreo «es muy competitivo, lo que impide a las compañías aumentar sus precios, y el carburante es para ellas un costo directo», destacó Scott Jacobson, estratega del banco Jefferies. Ya debilitadas luego de los atentados del 11 de setiembre de 2001, la disparada del crudo precipitó a más de una en una situación peligrosa.

   A comienzos de junio, los presidentes de las principales compañías aéreas estadounidenses esbozaron ante el Congreso un panorama sombrío sobre la situación del sector, refiriéndose a los precios récord del petróleo para explicar sus dificultades.

   «Caso por caso hay situaciones diferentes. La compañía de precios bajos Southwest Airlines se cubre muy bien desde hace tiempo contra las variaciones de los precios de la energía», observó Jacobson.

   El transporte camionero o por tren también se ve afectado pero, como subraya Thompson, «el mercado del transporte rutero es tan estrecho en términos de capacidad» que las empresas pueden aumentar fácilmente sus precios.

   En cuanto al sector automotor, «los constructores de automóviles serán afectados si los precios (del carburante) aumentan al punto que la demanda se vea afectada, en especial para los vehículos muy consumidores de gasolina, como los 4×4 de paseo», explicó Standard and Poor»s, que precisa no obstante que el impacto sobre la demanda por ahora no es visible.

   La disparada del petróleo plantea también un riesgo para los fabricantes de plástico y los grupos químicos, que consumen mucho petróleo.

   Dow Chemical manifestó recientemente su preocupación por el alza del precio de las materias primas y de la energía, pese a un alza de 74% de sus beneficios en el segundo trimestre.

   «Históricamente los sectores del plástico y de la química han sido capaces de trasladar el alza de los precios de la energía a sus clientes», afirmó Jacobson.

   Los sectores de la distribución y de la alimentación, que generan importantes costos de transporte, también integran los sectores amenazados por la dispara del precio del crudo.

   Los expertos estiman de todas formas que por debajo de 50 dólares por barril, el impacto de los precios petroleros sobre el conjunto de la economía estadounidense debería mantenerse modesto.

   «Estados Unidos es mucho menos dependiente de la energía que en los años 70. Somos una economía de servicios más que industrial. Y la economía estadounidense utiliza mejor la energía», sostuvo Jacobson.

   El miércoles el secretario del Tesoro, John Snow, estimó que los precios del crudo «tienen claramente un efecto, desaceleran el crecimiento», pero aseguró que su alza «no descarrillará a la economía».