La disyuntiva: voto o abstención

La disyuntiva: voto o abstención

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Dentro de 72 horas se abrirán los centros de votación para que los dominicanos, que así lo deseen, acudan a depositar sus votos por los candidatos que se ofertan para las decenas de cargos legislativos y municipales que están en competencia en las elecciones llamadas de medio término, que tantas angustias producen entre los aspirantes y altera la vida de cada municipio.

Nunca como antes en elecciones de este tipo, municipales y legislativas, se había visto tal derroche de dinero, en que la abundancia de recursos de algunos de los candidatos, habla a las claras de los intereses de muchos por no quedarse fuera del pastel gubernamental, para disfrutarlo a su libre albedrío, sin temor a responder ante el país del destino de los recursos a que aspiran administrar.

Esa abundancia de tantas fotos retocadas de los candidatos con sonrisas falsas de oreja a oreja, tiene alerta a los votantes, que les preocupa que una vez más los políticos se burlen de ellos, como ha ocurrido en las elecciones anteriores, en que los candidatos hasta se arrodillan para proclamar honestidad y sinceridad. Así pueden engañar a los que con esperanzas vuelven de nuevo a votar por los que se corrompen a ojos vistas y no tienen temor de que alguna vez deberán rendir cuentas a un país indignado por sus actuaciones.

El panorama no es nada halagüeño para el próximo martes, con tan decepcionantes ofertas de candidatos que sólo han podido promocionarse repartiendo dinero, ron y combustible para un caravaneo en que nada positivo puede ofrecer en bien de sus comunidades y del país, ya que carecen de la más mínima conciencia para el bien común, pues todos sus esfuerzos han sido volcados para alcanzar el máximo beneficio de los cargos, como han visto hacer a quienes los han precedido.

Con estas elecciones se ha llegado a la cumbre de la mediocridad de la pobre calidad política. Son contadas excepciones de los candidatos que han ofrecido planes de trabajo, mientas la gran mayoría se ha ofertado apoyados en la bulla, al alcohol y a un populismo que preocupa debido a que se le ve por encima de la ropa, como se dice popularmente, las intenciones que tienen para apoderarse de todo lo que se ponga por delante y más cuando han invertido sumas cuantiosas en una campaña opaca y frustrante.

Ante el opaco panorama político, se plantea, como el mejor recurso para muchos, abstenerse de ir a votar el martes, con tal de no apoyar con esa decisión cívica de no darle el voto a quienes se sabe de antemano no serán los mejores representantes de los electores y no beneficiarán en nada al país. Pero al mismo tiempo, está la responsabilidad cívica y de conciencia de acudir a las urnas, para ver si entre las opciones se buscan a los que menos afecten al bien común y se pueda sacar de ellos algo, que al final de cuentas, contribuya al desarrollo nacional. La disyuntiva por la abstención parecería clara. En la larga oferta de candidatos a los cargos electivos, no hay nada que pueda garantizar una buena actuación municipal o congresual, ya que los más indicados están en minoría y terminan ahogados por el aluvión de candidatos. Estos fueron electos con maniobras turbias, o en base a su dinero, para figurar en las boletas gracias a las trapisondas ocurridas en el seno de la JCE de favorecer a los candidatos de sus mentores de cuna, que agrupados en la Alianza Nacional, pretenden prolongar unos beneficios que son un lastre muy perverso en la economía nacional. Todo va en desmedro de la honestidad que debería exhibir y practicar la clase política dominicana.

Sin embargo, hay por delante una gran obligación ciudadana, ya que entre tanta mediocridad de candidatos objetables, surgen algunos que en determinadas circunscripciones podrían marcar la diferencia y entonces votar por ellos significaría llevar un aliento de esperanza para más honestidad en la actividad política de los municipios y del Congreso.

Estas elecciones de medio término generan una elevada abstención por desidia y desinterés de la ciudadanía. Lo único que se añade a la oferta de candidatos, que reúnen tantos atributos negativos, son las sonrisas maquilladas de sus promociones que no pueden ocultar la realidad de sus trayectorias pasadas. Entonces será necesario reforzar el espíritu cívico del ciudadano que debe acudir a las urnas para señalar con su voto a los menos malos, que luego de elegidos, puedan ofrecer un trabajo de calidad para el futuro desarrollo nacional.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas