POR DELIA BLANCO
La diversidad cultural ha tomado un espacio mediático de tanta importancia que tememos que en muchos casos se mencione, sin verdaderamente tomar en cuenta el valor ético de la asociación de estas dos palabras.
Se trata uno de los desafíos más valiosos del Nuevo Milenio que tenemos que tomar con seriedad y prepararnos a aplicar comportamientos y actitudes que dentro de una educación de tolerancia y respeto deje fluir el aprendizaje por la diversidad y la cultura. De entrada, debemos entender por diversidad, pluralidad y diferencia en el objetivo de la convivencia y de la paz.
Por cultura, toda su extensión, toda su dimensión de lo popular a lo clásico, de lo tradicional a lo post-moderno. Porque cultura es, todo lo que el ser humano manifiesta con sus manos, su pensamiento y su cuerpo.
La ubicamos en un magnífico territorio humano en el que abundan las posibilidades de enriquecernos de pluralidad y diversidad.
Para nutrirnos de nuestro patrimonio, tenemos que reforzar un público de jóvenes hacia el amor a la educación, al saber, al conocer; en una palabra necesitamos nuevos embajadores que vuelvan a creer que la cultura es todavía un arma cargada de futuro.
Para entrar en el amor de la diversidad cultural mundial, la juventud tiene que fortalecerse con lo que somos nosotros mismos en todos nuestros matices, dominar y reforzar su identidad. Por esta razón pensamos que la descentralización democrática de la educación y de la cultura son elementos esenciales para construir una sociedad abierta y participativa en la diversidad cultural.
En el presente, también les toca a las provincias y a los municipios abrirse al intercambio con el capital humano nacional, creando redes de contactos y estar abiertos para ofrecer y recibir al ciudadano con su potencial cultural.
Las fiestas patronales nacionales pueden ser exitosos puntos de encuentro y descubrimiento para las familias que desconocen regiones enteras del país.
Necesitamos redes de información que los mismos municipios pueden producir para llegar hacia ellos. Citamos algunos ejemplos: hemos asistido hace varios años a encuentros muy significativos de los decimeros de Altamira, oírles y verles significa una auténtica revelación, que nos cautivó con la misma fuerza que los narradores de Madagascar, los griots de Malí,
y los cuentistas de Flandres, que van de ciudad en ciudad dando las noticias de sus pueblos.
En la región Sur del país, específicamente en Cabral, tenemos especialistas del papier machè, verdaderos artesanos del papel, quienes con motivo de los diversos carnavales nacionales podrían ser invitados a concursar con los caretistas del Cibao y del Este, como manera de interactuar y transmitir sus conocimientos.
En República Dominicana, lo que más impresiona, es la cantidad de variaciones en la producción cultural popular, todavía desconocida por las nuevas generaciones y las diferentes regiones que tienen que irse abriendo puentes de intercambios y encuentros entre ellas
Los alcaldes, las alcaldesas, así como los y las diputadas, senadoras y senadores, pueden ser los vehículos principales para una gran apertura nacional hacia el conocimiento de la pluralidad, la diversidad y las diversas culturas nacionales.
Creemos profundamente en la descentralización democrática y en el poder compartido a través de todo el territorio nacional. Son instrumentos fundamentales para construir la convivencia y el conocimiento de la pluralidad y la diversidad dominicana. España es un ejemplo histórico del valor de las diferencias nacionales en sus cuatro puntos cardenales.
Los españoles, han aprendido a enriquecerse de sus diferencias y acercarse unos a otros, por encima de las circunstancias políticas. En todo el territorio nacional de la península encontramos ciudadanos de todas las regiones, en San Sebastián, País Vasco, en su gran momento de Festival de Cine a Huesca llegan autobuses repletos de madrileños, andaluces, catalanes para asistir al Festival anual de Músicas del Mundo.
En Asturias, las fiestas del Covadonga, invitan todo el norte de Cantabria, de Galicia, de Vascongadas, y las Fiestas de San Fermín se han convertido en una cita internacional ganada.
En los años ochenta, recordamos como el gobierno francés en su política cultural abierta a todas las comunidades migrantes del territorio, convocaban festivales donde grupos de música del Océano Índigo, fusionaban sus ritmos con grupos galaicos, andaluces, bereberes, etc En estos encuentros, tanto los árabes, como los hebreos, gozaron con los mismos artistas, sin que importara el origen, la confesión, el color, ni el idioma Queremos señalar que si se investiga a fondo, la historia de cada uno de los grandes eventos de convocatoria plural internacional y plural en el mundo, casi siempre podemos constatar que los grandes encuentros y manifestaciones han nacido de la pasión de unos pocos con la firmeza de construir y aportar más.
Esas dinámicas salen de la sociedad civil con el apoyo de sus representantes más directos en los municipios, en las diputaciones en los senados con la complicidad del sector privado y de las buenas voluntades. Así como nació en República Dominicana el Carnaval Nacional gracias al apoyo activo de la Senadora Milagros Ortiz Bosch, pero también, una Feria del Libro, gracias al un apasionado de literatura como el Lic. José Rafael Lantigua, actual Secretario de Estado de Cultura, acompañado por editores y librerías nacionales, que convirtieron esta Feria una convocatoria que hoy se extiende por todo el territorio nacional.
Han pasado casi unos treinta años desde la ley de descentralización democrática de las regiones, y podemos decir hoy, que por toda Francia, del norte al sur, del este al oeste, la juventud sigue multiplicando sus citas y acudiendo con interés a todo lo que llegue más allá de las fronteras, más allá de su propia cultura, más allá de su propia diversidad.
Siempre nos ha asombrado hasta la admiración, la diversidad de la riqueza cultural dominicana. Pero siempre, nos ha sorprendido el fraccionamiento entre los diversos y diferentes grupos culturales. A partir de los años80, hemos acudido a todas las convocatorias, todas valiosas de las diferentes manifestaciones culturales del país. Todavía saludamos aquellos que en los ochenta hicieron posible las Manifestaciones por el Gágà, todos los poetas, bailarines, músicos, que se entregaron a las comunidades del Espíritu Santo, a los Congos de Villa Mella, a los guloyas petromacorisanos, y también, a las creencias populares del sur y del este que se manifiestan en las diversas fiestas patronales.
Hemos asistido a todos estos grandes encuentros, pero hoy, ya que sabemos, que todos ellos existen y son la prueba de la diversidad y la potencialidad cultural del país.
Pensamos que es hora de hacer públicos del arte y de la cultura a través de las nuevas generaciones, la juventud de hoy, necesita ser convocada y llamada por todos los mecanismos que les conviertan en auténticos consumidores de la cultura y de la diversidad.
La diversidad es cultura y la cultura es diversidad .Los responsables regionales tiene que abrir las puertas de sus regiones a todo el territorio nacional. Ya no estamos en tiempos donde el poder central, ni la capital lo puede todo la diversidad y la cultura se nutre también de nuevas y renovadoras actitudes ciudadanas que enriquecen y dinamizan los intercambios.
La diversidad cultural se goza y se vive cuándo el ciudadano aprende a amar y convivir con el conjunto de valores complementarios y diferenciales que componen su propia identidad.
La República Dominicana es un auténtico laboratorio de cultura y diversidad al servicio de la ciudadanía, vale la pena conducir políticas que lleven las nuevas generaciones al disfrute del patrimonio nacional.
Se puede, haciendo y construyendo públicos hacia el arte y la cultura, con objetivos de convivencia, pluralidad y diversidad, en acciones de reciprocidad y descentralización regional.