El apio es una planta de raíz y tallo comestible del que se cultivan  dos clases: el apio en rama y el llamado apio-rábano, un bulbo rugoso en forma de papa  que se consume muy poco. La diferencia entre ambos es que del primero se consume el tallo y del segundo sólo la parte más gruesa de la base del tallo. Desde tiempos antiguos ha sido una planta muy apreciada como producto alimenticio y medicinal y su nombre está ligado a la magia, los mitos y las leyendas. La mejor época para comprarlo fresco es en los meses más fríos.

Propiedades
Como la mayoría de las verduras, contiene una gran cantidad de fibra, lo que provoca una mejora del tránsito digestivo y evita la elevación del colesterol en sangre. De la misma manera, su bajo aporte calórico y su escaso contenido en azúcares lo convierten en un alimento ideal para obesos y diabéticos. Por su elevado contenido en vitamina C se hace muy indicado cuando está padeciendo enfermedades infecciosas y en épocas de crecimiento y desarrollo. En el campo de la medicina naturista, las hojas y los frutos del apio se consideran sustancias tónicas estimulantes, antifebriles, carminativas (facilita la eliminación de gases intestinales), y diuréticas.

En infusión se utiliza para mejorar la diuresis y sus raíces cocidas son ideales para tratar la gota, el reumatismo y la nefritis. Es una verdura multiuso que siempre debemos tener en la nevera porque acompaña muy bien distintos platos.

Las claves

1. Propiedades nutritivas
A pesar de que el apio no es una fuente importante de energía, su consumo resulta saludable y refrescante por su contenido en agua, sales minerales y vitaminas diversas. Por tanto, se le puede considerar  como un alimento regulador por excelencia.

2. Para las dietas
La mayoría de propiedades dietéticas y terapéuticas que se le atribuyen se deben a su aceite esencial, que contiene, entre otros compuestos, apiol, limoneno, psoralenos o apiina. Este último abunda más en las hojas y es responsable del olor característico del apio.

Receta

Sopa de apio

4  cucharadas  de mantequilla

4 tallos de apio finamente picaditos

1 cucharada de harina, 1 cebolla picada

1 taza de leche, 1 taza de caldo de pollo

1 libra  de queso roquefort

Preparación. Derrita la mantequilla,  fría la cebolla y el apio a fuego medio  4 minutos hasta que estén suaves. Eche los demás ingredientes, cocine  2 minutos.