La división de los poderes

La división de los poderes

Mañana debe haber elecciones dentro del Partido Revolucionario Dominicano que parece estar en una encrucijada entre la unanimidad, la voluntad subyugada, o el camino de la diversidad y el respeto a la opinión ajena.

Jamás en la vida interna del PRD hubo intentos tan claros, contundentes, reales, de avasallar con el uso de cualquier método, para imponer candidatos que se entiende que, por una y otra razón, serán sellos de goma, eunucos que seguirán y cumplirán la voluntad de un aspirante a  caudillo.

Esa aspiración está sobredimensionada puesto que no hay pies para llenar las botas de los líderes históricos del PRD: Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez.

Cuando Bosch llegó al país en 1961, venía precedido por la justa fama obtenida con su innegable y bien celebrado talento como escritor. Desde el principio su verbo preciso y entendible, su facilidad para explicar intrincados asuntos relativos a la economía y sus profundos conocimientos de la historia, de las aspiraciones populares, de la práctica y las ideas políticas, lo hicieron sobresalir de sus rivales.

De José Francisco Peña Gómez se sabe que fue el más grande líder de masas de la historia nacional, difícilmente repetible. Estudioso, esforzado, culto, conocedor como pocos de la historia política, gran táctico, siempre conectado en la misma onda con el pueblo llano y los intelectuales.

Más que Bosch, Peña Gómez siempre respetó la independencia, alentó los lideratos emergentes, trabajó para el consenso, no ejerció un liderato avasallante.

El PRD es patrimonio del país. Nadie tiene derecho a querer llevarse el PRD en el bolsillo que se vacía de dinero para emplear una aplanadora y triturar aspiraciones legítimas.

La división de los poderes públicos es una conquista lograda para que haya equilibrio.

Las decisiones son más sabias cuando hay voces capaces de disentir.

La uniformidad impuesta, la obediencia inconsciente, el estar de acuerdo por temor o por compromiso, en nada convienen a un país, a un grupo, a una empresa.

En política hay que vivir y actuar  con transparencia.

El contrapeso que persigue la división de poderes es conveniente para la vida de un grupo. Lo contrario es tiranía, dictadura, imposición.

¿Qué se puede esperar de un grupo, de un partido que se desenvuelve dentro de la obediencia ciega y sin oposición a una voluntad cesárea?

¿Y si llega al poder esa intolerancia?

Lo mejor que le debe pasar al Partido Revolucionario Dominicano es que se cuenten honestamente los votos y que Guido Gómez Mazara gane la Secretaría General y Francisco Antonio (Tony) Peña Guaba la de Organización. Ambos saben decir no. 

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