Bien dice el dicho: «cuidado a quién pisas al subir, porque te lo encontrarás al bajar».
En marzo del año pasado, el exprocurador General de la República Jean Alain Rodríguez protagonizó un ácido encuentro contra Miriam Germán Brito, para entonces jueza de la Suprema Corte de Justicia (SCJ), y buscaba permanecer en ese organismo.
En el encuentro, Rodríguez leyó dos “cartas anónimas”, supuestamente vinculándola con Víctor Díaz Rúa, imputado del caso Odebrecht y exministro de Obras Públicas; en ese momento, cuestiono que sus propiedades estaban a nombre de su hijo, haciéndolo ver como un testaferro de Germán Brito.
Cabe destacar que, en las democracias, el poder no es absoluto, como es en las monarquías, y que siendo República Dominicana un país democrático, era de esperarse que se realizaran elecciones para escoger nuevas autoridades, como ocurrió.
La sorpresa de Jean Alain Rodríguez fue que, mientras él bajaba, Mirian Germán Brito iba subiendo; aquella persona que trató de pisar, hoy lo tomó de frente, remplazándolo en el cargo.La humillación para el exprocurador ha sido doble; primero, porque la doble vía de la vida le ha demostrado que el resultado de hoy repercute mañana; y si sus acciones son positivas, sus resultados serán iguales en el futuro.Pero en el caso de él, en las acciones contra Germán Brito, tenía malas intenciones, por lo que la vida le dio de frente; y segundo, se convenció que existen personas de una envergadura de primer nivel como su sucesora.
Quien fuera su verdugo para sacarla del Poder Judicial, hoy no es más que un ser de alta tasa de rechazo ante la población, pues su desempeño al frente del Ministerio Público no tuvo resultados tangibles.
La vida no es estática, y como dijo el filósofo griego Heráclito de Éfeso: “lo único constante es el cambio”, por lo que debemos mirar hacia el futuro, sin pisar a nadie.