Por EVARISTO RUBENS
La economía del agua es un reto que las juntas y asociaciones de regantes han comenzado a enfrentar convencidas de que con una buena gestión de los sistemas de riego se logra la eficiencia y la economía del líquido.

Además cuando se dicten las disposiciones legales pertinentes y se entregue agua para riego por volumen y no por superficie, habrá un importante ahorro de agua que permitirá, entre otros resultados positivos, ampliar la frontera cultivada bajo riego.

A partir del 2002, la eficiencia promedio verificada del uso del agua de riego subió a 29%, en el 2004 al 34% y en el 2005 al 37%.  

Las informaciones están contenidas en el libro “Las Juntas de Regantes, la Gobernanza del Riego”, del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI).

En la actualidad, gracias a los procedimientos tecnológicos con que cuenta el INDRHI, las actividades de recolección de las estadísticas básicas sobre tierras con riego son más ágiles, oportunas y confiables.  

Señala que en base a las técnicas y métodos de trabajo que  utiliza el departamento de Geomática del INDRHI, relativamente pronto se dispondrá de información confiable y precisa sobre coeficientes de intensidad de uso del suelo en las áreas bajo riego.

Explica que es posible observar en algunos sistemas de riego fluctuaciones en la eficiencia, la que no mantiene una tendencia definida, lo que se debe fundamentalmente a que fueron bajos los niveles de eficiencia de aplicación del agua de riego en las parcelas, debido a que el agricultor seleccionado no había aplicado de modo eficiente el agua de riego, lo que redujo el coeficiente de eficiencia global promedio del sistema de riego.

Para estimar la eficiencia de conducción del agua de riego se seleccionaron tramos en el canal principal aguas abajo de la obra de toma y aguas arriba de la primera entrega de agua (compuerta) para realizar los aforos, utilizando un milite para esos fines. También se seleccionaron tramos del canal principal entre compuertas o laterales de los que se hicieron mediciones hidrométricas.

Los aforos se hicieron en toda la longitud del canal principal y se calculó la eficiencia por tramos, para luego obtener la eficiencia promedio de conducción, explica el documento. Para determinar la eficiencia en la agricultura conviene diferenciar la superficie bajo riego del área regada. La primera corresponde a la superficie dominada por la infraestructura de riego construida por el Estado y los propios agricultores, de modo individual o asociado.

El área regada corresponde a la superficie que efectivamente se riega en un año o en un período de tiempo determinado. Esa superficie puede ser cultivada dos o más veces en un año, lo que hay que tener en cuenta cuando se contabiliza esa área en términos físicos o como datos estadísticos.   El INDRHI comunicó que al 2006, en el país había 34 presas construidas para diversos usos y con una capacidad global de almacenamiento de 2,3011.79 millones de metros cúbicos.

Este volumen de las presas permite regar unos 2,397,952 tareas, además de producir energía eléctrica y garantizar el abastecimiento de agua potable para la población.

Precisa que adicionalmente el agua que se capta desde los ríos y mantos acuíferos permite regar una superficie agrícola de unos 4,917,430 tareas.    

Técnicos del INDRHI coinciden en que si se logra aumentar la eficiencia en el uso del agua su disponibilidad sería mayor, junto con la aplicación de prácticas mejoradas de uso del suelo, de la utilización de sistemas de producción modernos, de un eficaz control de plaguicidas y enfermedades y de introducir modificaciones en las estructura de costos de producción, ampliar el horizonte de desarrollo de riego del país, aumentar la producción de bienes y mejorar la calidad de vida de una mayor parte de la población nacional.

Sostienen que esto permitiría ampliar el número, la variedad y la cantidad de productos agrícolas cultivados en las áreas bajo riego del país.