La economía basada en dinero está en quiebra

La economía basada en dinero está en quiebra

En febrero de este año, un informe de la firma McKinsey Global Institute reportó que la deuda total mundial alcanzó a finales de 2014 la suma sin precedentes de 200 trillones de dólares (esto es, 200 millones de millones).

Lo que da vértigo de esta cantidad no es su tamaño, sino lo que representa en términos de la producción total del mundo (el PIB global).

En efecto, este monto – que incluye las deudas financieras, públicas, corporativas y personales – equivale a casi tres veces el PIB mundial, el cual ascendió en 2014 a unos 70 trillones de dólares.

¿Cómo puede interpretarse esto? Aceptando que la economía mundial es compleja – con sus enormes desigualdades y asimetrías – y que este no es un fenómeno nuevo (ya en el año 2000 la deuda global era casi 2.5 veces el Producto Interno Bruto (PIB) mundial), es difícil no llegar a la conclusión de que el mundo tiene, literalmente, hipotecado su futuro.

Y esto así porque todo crédito es un cargo contra excedentes futuros.

La apuesta es, desde luego, que la producción del futuro repagará los compromisos hechos para cubrir necesidades de hoy.

Por tanto, las necesidades – y los riesgos – futuros se cubrirán con más deuda, porque los excedentes de aquel momento ya están “ocupados”.

La deuda, en niveles adecuados, es un factor necesario en lo público y en lo privado. Pero, ¿cuál es el límite de lo adecuado?

¿Rebasamos, a nivel mundial, ese límite? Las señales, tristemente, sugieren que sí.

 

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