Por la caída de precios de las materias primas, se pronostica que América Latina se mantendrá estancada, la actividad económica cayó 0.3% en 2015 y el crecimiento será 0.3% en 2016. Coyuntura externa favorable para nosotros, se estima que la economía mantendrá buen ritmo en 2016, aunque inferior al registrado en 2015.
Al final el comportamiento dependerá del manejo de las finanzas públicas. Debe evitarse la constante histórica de desborde del gasto por las elecciones, no puede ser opción empeorar el déficit del presupuesto más del 2.3% del PIB programado. La buena noticia es que el gobierno ha dicho que en esta ocasión será diferente, lo que necesitará monitoreo a través de los movimientos de caja, para confirmar que corresponden a gastos presupuestados, sin atrasos ni adelantos.
Transparencia que debe incluir el ahorro en el presupuesto por subsidio a las empresas eléctricas, monto que dependerá del precio que efectivamente paguemos por el barril de petróleo, el West Texas Intermediate se presupuesto en US$48.80 y por lo que se observa estará por debajo de US$40.
No será un ahorro, sino que se reduce el déficit del presupuesto por el diferencial de precio, lo que debe evitarse es que se derroche con motivo de las elecciones. El abaratamiento del petróleo, visto a nivel mundial, es un juego de suma cero, pierden los productores y ganan los importadores, estaremos entre los ganadores si el diferencial de precio se usa para reducir el déficit fiscal.
Como no se usa para bajar la tarifa eléctrica, lo recomendable es considerarlo recursos no disponibles, una donación, reducir el déficit fiscal y el endeudamiento. Como se hizo con la recompra de deuda Petrocaribe, siguiendo recomendaciones del Manual de Estadísticas Fiscales 2001 del Fondo Monetario Internacional.
Porque además la coyuntura externa, que se supone seguirá siendo favorable, no está garantizada en 2016. A mediados de diciembre, después de siete años, la Reserva Federal subió el rango objetivo para los fondos federales, es decir, los tipos de interés principales con que interviene en el mercado monetario. La coyuntura no estaría garantizada, si los problemas que exacerban los mercados del petróleo y el oro se extienden al mercado de los bonos de alto rendimiento (y alto riesgo).
Es cierto, para nosotros ha sido positivo el balance de la caída del petróleo y el oro, aunque el precio de este último de US$1,050 por onza se aleje de US$1,890 de septiembre de 2011. El temor es que la subida de los tipos actúe como aspirador de capitales, que se concentren en los Estados Unidos, sería un problema, porque en 2016 el mercado de bonos de alto riesgo deberá comprarnos y renovarnos mucho dinero, y podría hacerlo con tipos en alza.
No sería la primera vez que el aumento de los intereses en los Estados Unidos provoque emergencias en nuestras finanzas públicas. Como hasta ahora no hay evidencias de que será así, el Banco Central, de manera oportuna y correcta, mantuvo neutral su política monetaria. Se basó, además, en que la inflación en diciembre terminó por debajo del mínimo de la meta, y en que el nivel de reservas internacionales netas, sobre cinco mil millones de dólares, no se veía desde abril de 2014.