Todos los pronósticos conducen a una fuerte desaceleración de la economía mundial. Para el Banco Mundial hasta un 2.6% este año, el más bajo desde 2008. Detrás está el declive del comercio y la inversión por las tensiones de la guerra de tarifas.
En este contexto nuestra economía, que creció 4.7% en el primer semestre del año, se proyecta sobre 5% para 2019, nuevamente líder en la Región. Se espera que la evolución del PIB en el segundo semestre supere la de enero-junio.
Para preservar el vigoroso ciclo de expansión se confía en la solidez del consumo y la inversión privada, sustentado en la mejora comprobable de la percepción de los consumidores. Como puede leerse en trabajos publicados en revistas especializadas en historia económica, el crédito se antepone a la expansión del PIB, y no al revés, nuestro Banco Central utilizó su extraordinaria potencia de fuego para aumentar la liquidez de las instituciones financieras. Liberó del encaje legal -lo que implica reducción-más de RD$34 mil millones y abarató los préstamos reduciendo en 75 puntos básicos su tasa de política monetaria entre los meses de junio y julio. Abrió el grifo, además, porque la economía tiene suficientes grados de libertad para que los préstamos aceleren a una tasa interanual alrededor de 12%, como en promedio sucedió de 2012 a 2018.
Por las ventajosas condiciones financieras y en concreto los menores tipos de interés, estadísticas recientes apuntan a un sostenido aumento de los préstamos en pesos, el dato es de RD$31,020 millones en dos meses y medio, más de la mitad proveniente de fondos liberados del encaje legal, el resto ahorros del público y recursos de las instituciones financieras. Por el destino de los desembolsos es claro que se reanima la inversión de capital de las empresas privadas, lo que está en línea también con un hecho comprobable, los beneficios se mantienen altos.
El pronóstico de crecimiento del PIB, como dije asentado en la demanda interna, lo reconocen organismos Internacionales, es mejor que el de cualquier de país de la Región, porque el modelo no ha estado basado en exportar materias primas a las economías desarrolladas.
Explica porque, como se podría esperar, no nos beneficiamos del desvío de comercio mundial que genera la guerra de tarifas. Lo demuestra que, en lugar de aumentar, nuestro comercio exterior total desaceleró en enero-junio 2019, interanual las exportaciones crecieron 3.4%, mucho menos que en los mismos meses de 2018, y las importaciones hasta 2.4%, también por debajo del año pasado.
Finalizo indicando que la mayor demanda de préstamos en pesos, con inflación baja y estable, interanual promedio apenas 2.2% en los últimos cinco años, y 1.4% en julio 2019, fortalece nuestra moneda antes el dólar. No obstante el positivo y estable cuadro macroeconómico, debemos mantenernos alerta, cualquier evaluación del escenario económico internacional sugiere que es alta la probabilidad de que aumenten los riesgos externos. Y que la recesión de la economía mundial arranque antes de lo que se pronostica, si se produce una reacción en cadena de las principales economías del globo, como respuesta al violento cambio de orientación de la política comercial y migratoria de los Estados Unidos.