La economía está en un segundo plano en la campaña presidencial brasileña

La economía está en un segundo plano en la campaña presidencial brasileña

POR JONATHAN WHEATLEY
En São Paulo

Mientras el presidente Luiz Inacio Lula da Silva inicia su campaña para la reelección del mes próximo, su izquierdista Partido de los Trabajadores ha estado atrayendo críticas de alta potencia por su timidez sobre el tema de las reformas económicas.

El programa del presidente para las elecciones del primero de octubre fue analizado en una conferencia poco frecuente en Sao Paulo la semana pasada. Ante una auditorio de gente de negocios y banqueros estaban cuatro ex ministros de Finanzas: Antonio Delfim Netto, ministro durante la dictadura militar de Brasil; Mailson da Nóbrega, del primer gobierno post-militar a finales de los 80; Pedro Malan, quien supervisó la estabilización económica de Brasil de mediados de los 90, bajo el partido centrista PSDB; y Antonio Palocci, del PT, quien renunció en marzo pasado después de haber sido sorprendido en uno de los escándalos de corrupción que han marcado al gobierno actual.

Una variedad considerablemente amplia de puntos de vista, pudiera esperarse, pero no. Todos estuvieron de acuerdo en que el crecimiento de Brasil es demasiado lento. Hubo unanimidad, también, en cuanto a lo que se necesita para acelerarla: reducir el gasto público, especialmente en las pensiones; reforma fiscal; independencia del banco central: tasas de interés más bajas y otras medidas para crear las condiciones que propicien más inversiones en los sectores público y privado.

Mientras se vacilaba para declarar un nuevo consenso, los ex ministros estuvieron de acuerdo en que todos los matices de loa opinión política estaban logrando cierta “convergencia” en el camino hacia delante. “Gracias a Dios”, dijo el señor Palocci, “que hemos ido más allá de la necesidad de debatir lo obvio”.

Una lástima, por tanto, que ninguno de ellos estuviera presente antes, durante la semana, en la presentación del programa para un segundo periodo del presidente Lula da Silva

Ricardo Berzoini, presidente del PT, y Marco Aurelio García, coordinador del programa, quienes insistieron en que no había necesidad de ninguna nueva reforma del sistema de pensiones, por ejemplo, y que el nivel de gasto de la nómina pública estaba en línea con los requisitos.

El señor Lula da Silva se ha distanciado del PT durante la campaña de elecciones. El símbolo del partido apenas aparece en las transmisiones de campaña en la televisión y el verde y amarillo de Brasil han sustituído al rojo estridente del PT, tan destacado en el pasado.

Esto es en parte porque él le ha echado la culpa de la supuesta corrupción en su gobierno a miembros del partido, que él dice lo “traicionaron”. También se ha alejado del radicalismo de izquierda del PT.

Las “directivos [del partido] para un programa de gobierno” publicado en junio, dicen que “liderando la transición de un paradigma neoliberal hacia una forma diferente de desarrollo, el trabajo del gobierno de Lula sigue siendo parcial, desigual e incompleto”. El lenguaje bajó de tono en el programa de gobierno del presidente en 2007-2010, que hace hincapié en la necesidad de continuar con las políticas actuales.

Sin embargo, los ex ministros de la conferencia de la semana pasada encontrarían mucho de qué preocuparse en el programa. En su mayoría, por ejemplo, verían un problema en la desestimación de los logros del gobierno del PSDB de 1995-2002, que introdujo muchas políticas mantenidas por el señor Lula da Silva. El señor Palocci enfatizó en la conferencia que la baja inflación actual en Brasil y la relativa estabilidad económica fueron el trabajo de muchos gobiernos.

Tienen que estar preocupados igualmente porque no hace referencia alguna a la necesidad de enfrentar los problemas fiscales de Brasil.

Paulo Bernardo, ministro de Planificación, dijo a los periodistas la semana pasada que en enero, cuando empiece el nuevo gobierno, se iniciará un debate urgente sobre cómo reducir el gasto público. A la pregunta de por qué ese debate no tiene lugar antes de las elecciones, dijo que él no está postulado para el cargo.

La necesidad de un debate y actuar se puso de manifiesto el fin de semana con la publicación de las cifras del producto interno bruto del segundo trimestre. Por debajo hasta de las predicciones más sombrías, el crecimiento fue 0.5% más que el trimestre anterior y 1.2% por encima del segundo trimestre de 2005. Sin embargo, el señor Lula da Silva y Guido Mantega, ministro de Finanzas, continuaron insistiendo en que la economía crecería entre 45-4.5% este año. La mayoría de los economistas ven esto como algo imposible y muchos han revisado sus pronósticos a cerca de 3%.

La ausencia de debate no puede cargarse totalmente al campo del presidente. Su contendiente principal para la Presidencia, Geraldo Alckmin, del PSDB, está llevando una campaña sin brillo que ha despertado poco interés y no ha hecho nada por reducir el fuerte  liderazgo del señor Lula da Silva en las encuestas.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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