La economía global también tose y estornuda

La economía global también tose y estornuda

Está ocurriendo lo que inevitablemente tenía que pasar. La epidemia se ha propagado por más de 60 países y empieza a cobrar vidas fuera de China. En los nuevos brotes de la infección miran ahora las medidas tomadas en China para contener su propagación tanto al interior del país como al resto del mundo. Con la Organización Mundial de la Salud – OMS – advirtiendo que la epidemia se encuentra en “punto decisivo” nadie puede ignorar que esa agencia internacional reconoce como correctas las medidas aplicadas por China y que ello ha conducido en estos momentos que los nuevos contagios son, por primera vez, menores en China que en el resto del mundo y apunta que «cuando se toman medidas de contención como las de China, realmente se puede ver un descenso en los casos y finalmente se puede contener». Especialmente importante en momentos en que se ha empezado a propagar y causar muertes en numerosos países.
Una primera muerte en EEUU y miles de casos bajo observación es la peor noticia, ya que por su intensa y extensa interrelación global le será difícil tomar medidas de contención y aislamiento; ha restringido viajes pero el problema podría tener un alcance incalculable. La crisis partidista se expresa también ante la epidemia por el nombramiento por Trump del vicepresidente para dirigir la contención y los demócratas cuestionando su idoneidad por su expediente negativo sobre algunos problemas sanitarios. La administración ha destinado 2,500 millones de dólares para la contención que, no lo dude, se reconocerán insuficiente dentro de horas.
La extensión del virus en Italia y otras naciones europeas levanta el temor al cierre de fronteras y sus consecuencias. No obstante, Europa no ha descuidado el enfoque global y ha enviado unas 60 toneladas a China con medios de protección personal. (Desde RD se envió un millón de mascarillas).
Las bolsas se han desplomado en todo el mundo cerrando la semana con caídas récords, superiores al 12%, desde la crisis de 2008; Wall Street, Europa, Asia y Shanghái, reflejo del temor al impacto de las acciones para contener la epidemia. Se desplomó el precio del petróleo prueba que disminuyó la demanda por una restricción en la actividad económica. Consecuentemente el capital está buscando “refugio” especialmente en bonos de deuda pública pero estos, tanto de EEUU como de Alemania, también están a la baja. Se extienden cancelaciones de eventos y actividades disímiles como carnavales, conciertos, ferias, competencias y hasta los Juegos Olímpicos de Tokio están en veremos. Se cierran fábricas y hoteles, y cancelan viajes. Para la inglesa Capital Economics las pérdidas pueden llegar a US$280 mil millones (cifra superior al presupuesto de la Unión Europea) en los próximos tres meses y tómese como preliminar.
Aun siendo prematuro el FMI pronostica que el “virus tendrá un impacto en crecimiento”. Bank of America está reduciendo sus estimaciones de crecimiento global. Ante la dimensión de la crisis los “fondos pandémicos” para ayudar a las economías más débiles apenas llegan a 320 millones de dólares. Es tan imposible que un país se libre de tener contagios como de recibir el impacto económico de la epidemia. Las economías también se contagian. Preparémonos en República Dominicana.

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