La economía gana fuelle de manera progresiva. El indicador mensual de actividad económica (IMAE) del Banco Central nos dice que aceleró el ritmo en el último trimestre del año, que en tasa anual el PIB creció 6.7% en octubre, cerrando el año en 7%, por encima de su potencial, gracias al tirón del consumo de las familias y la inversión privada.
Desde el ángulo de la política, el robusto desempeño de la economía debe atribuirse, principalmente, a la calidad y estabilidad de la política monetaria, lo que se reflejó en el comportamiento de los principales precios macroeconómicos: la inflación cerró en torno a 1.3%, por debajo del límite inferior de la meta; la depreciación nominal acumulada del peso de 3.8% respecto al 31 de diciembre 2017, y la tasa de cambio media por debajo del promedio de RD$50.17 en el presupuesto de este año del gobierno.
No se cuestiona el robusto crecimiento del PIB que aumentó en trescientos millones de pesos el volumen del PIB corriente en 2018, la queja es sobre el destino de la riqueza adicional. Mucha gente percibe que no recibió su parte, que están peor, claro comparado con los propietarios del capital a donde fue a parar la mayor parte del producto que se agregó a la economía.
Y tienen razón, es donde debe intervenir el gobierno, consensuando con el sector privado el aumento de salario a los trabajadores para favorecer el quintil más pobre, como de manera reiterada lo aconseja el gobernador del Banco Central. La gente debe sentir que recibe su parte y para que sea de esa manera se deben hacer cambios en el nivel de desigualdad, o lo que es lo mismo, cambios en la distribución de los ingresos. Porque no es un secreto que la propiedad del capital y la distribución de los ingresos que genera ese capital están muy concentrados, es fácil demostrarlo con los modelos de Picktty.
El retraso de los salarios respecto al incremento de la productividad del trabajo lo demuestro con el siguiente ejercicio. Aunque en promedio se generaron 160,000 nuevos empleos en 2018, en los últimos seis años la elasticidad positiva del empleo ha sido de unos 21,508 nuevos ocupados netos por cada punto de aumento del PIB.
Dicho de otra manera, 0.14 puntos de aumento del empleo por cada punto de aumento del PIB. A nivel global esta elasticidad del empleo al crecimiento real del PIB es de un poco más del doble (entre 0.32 y 0.37) según la Organización Internacional del Trabajo. Sugiriendo la diferencia que el crecimiento de nuestro PIB se apoya, además del stock de capital, en el aumento de la productividad por ocupado, que no es baja, buena noticia, nos dice que hay suficiente espacio para elevar los salarios.
Al final otras informaciones. La creación de empleo neto y el abaratamiento del petróleo, que contribuyó a reducir la inflación y a liberar fondos que las familias consumieron, explican porqué el consumo privado mantuvo su velocidad de crucero durante 2018.
Y que junto a la inversión privada, que creció a tasa solida, explique el 87% de la expansión del PIB. Como dice el Banco Central, que el sector privado haya sido el principal motor del crecimiento de la economía en 2018.