La educación dominicana, huérfana y abandonada a su suerte

La educación dominicana, huérfana y abandonada a su suerte

La educación dominicana es huérfana y sufre una gran crisis creada con el abandono sufrido por gobiernos que no priorizan la educación y la mantienen sin la inversión económica que necesita como área fundamental para el desarrollo humano.

Un gobierno que dedica anualmente sumas millonarias que superan las partidas de educación y salud a obras que no son prioritarias y  viola la ley que establece desde 1996 el 4% del PIB a educación, no debe excusarse y evadir su responsabilidad con planteamientos como “el problema educativo no es de dinero”.

Sin recursos económicos el sistema educativo no puede ofrecer mejor calidad cuando se sostiene con: deficiencias en aulas, recursos didácticos, salarios de miseria, docentes sin seguro médico, desayuno escolar deficiente, escuelas sin agua potable y sin sanitarios, vulnerables al cólera, entre otros.

Otro aspecto de la gran crisis que vive educación es de gestión. El sistema educativo cuenta con tres currículos formulados en los últimos 15 años, ninguno aplicado a cabalidad según se evidencia en las evaluaciones realizadas.

El Ministerio de Educación cuenta con suficiente información de evaluaciones a la aplicación curricular y no ha intervenido en los cambios que se necesitan para mejorar la calidad educativa desde el aula. Por el contrario, decide entregarle el currículo y los libros de textos que orientan la educación de la población infantil y joven en las escuelas públicas a una institución extranjera, el ILCE.

Esta entrega del currículo y libros de textos a una firma extranjera es un desconocimiento a la inversión que hizo el Estado dominicano en capacitación de recursos humanos en materia curricular y en libros de textos. Así como a la estructura creada de división curricular y medios educativos para la formulación, supervisión y auditoría de libros de textos elaborados por las editoras nacionales. A lo que se le agrega el desconocimiento y la desvinculación del currículo de la realidad de la escuela dominicana y de su contexto social y cultural.

Un ejemplo son los ejercicios presentes en algunos libros de textos que solicitan al niño/niña que trabaje la elaboración de textos en computadora, cuando la mayoría de la población estudiantil no tiene computadora ni en la escuela ni en sus hogares. Y si existen computadoras en los centros están apagadas por falta de energía eléctrica durante el día y la noche en comunidades rurales y urbano-marginales.

¿Cómo se puede pensar en una educación de cara al desarrollo humano si no se invierte en ella y se importa desde el exterior  desvinculándose de su realidad social, económica y cultural y no apunta a la formación de ciudadanos conscientes y críticos, agentes de transformación social?

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