La educación merece otro trato

La educación merece otro trato

La necesidad de impulsar el desarrollo del país obliga a realizar un enfoque crítico de aspectos como la educación, en el entendido de que el conocimiento es la herramienta por excelencia para impulsar el progreso. Debe ser un enfoque en el que intervengan diversos sectores, bajo el compromiso de involucrarse en el rediseño de todo el esquema que domina la relación enseñanza-aprendizaje y los resultados que de la misma deben surgir.

Una revisión del desempeño financiero de Educación en el 2011 permite ver que al término del período el ministerio en cuestión había recibido solo el 85.2% del presupuesto que le había sido aprobado. Las causas de este faltante podrían ser múltiples, pero lo cierto  es que el recorte impidió que la cartera ejecutara todos los planes que tenía concebidos en función de su Plan  Estratégico. Independientemente de las causas que la hayan provocado, la ocurrencia es del todo indeseable.

El recorte del presupuesto empeora la situación de por sí difícil de un sector  que se estima prioritario para el desarrollo, pero en el que el Gobierno realiza una inversión insuficiente. Es necesario que haya un criterio colegiado para definir un cambio de actitud en el que se tomen en cuenta no solo los aspectos financieros, sino también los cualitativos. La herramienta que permite alcanzar el desarrollo no puede seguir así.

Suena para RD la alarma del BID

El BID tiene acerca de la economía dominicana una visión muy diferente de la que tienen quienes administran el Estado. Mientras  funcionarios locales dan por hecho que hemos capeado exitosamente la crisis, el organismo financiero nos ubica, junto a México, Chile y Colombia, entre los países menos preparados para enfrentar una nueva crisis. En esto coinciden con el BID al menos dos de nuestros economistas, Miguel Ceara Hatton y  Pavel Isa Contreras.

 Lo que percibe el BID es inquietante. La evolución de la situación en el  entorno internacional apunta a un empeoramiento, por motivaciones de índoles financiera y  geopolítica, que han hecho repuntar los precios del petróleo. El panorama obliga a revisar y reajustar nuestras políticas de gasto, endeudamiento y ahorro, para atenuar las debilidades que apunta el BID. Por lo visto, no estamos tan “blindados” para resistir lo que parece inevitable.

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