La aplicación de políticas públicas van de la mano con las necesidades paridas de las estadísticas que hablan de las cifras del daño, de los riesgos y de la vulnerabilidad a las que son expuestos los seres humanos. Dicen las cifras que la primera causa de deserción escolar en la adolescencia lo constituye el embarazo. Hablan las cifras que en cada 4to de bachillerato de las escuelas existen 2 o 3 varones que son padres, pero siguen en la escuela, mientras las hembras son expulsadas de la escuela. Han dicho las cifras que las relaciones sexuales tempranas han bajado en edades de 12 a 13 años. Cuentan las cifras, que el número de adolescentes y jóvenes con enfermedades de transmisión sexual y VIH han aumentado en los últimos años. Refieren las cifras, que el riesgo del virus del Papiloma Humano y su infección también afecta a la población adolescente, con mayor propensión a cáncer de cérvix en el futuro. Explican las cifras que el abuso sexual en niños y niñas ha aumentado en República Dominicana, siendo los más afectados los de edades 6 a 9 años, con mayor riesgo de abuso las niñas.
Ante todas estas problemáticas, y otras no numeradas, las escuelas continúan sin impartir la educación sexual. ¿Qué razones impiden la no educación sexual? ¿A qué se le teme? ¿Quiénes se oponen? ¿Por qué todos los ministros se oponen o no aplican la educación integral, horizontal, de desarrollo humano, para un crecimiento sano, armónico para la felicidad? La educación sexual ha puesto en evidencia nuestra fobia, prejuicio y oscurantismo en los temas de la sexualidad. El conservadurismo de los actores sociales en educación, y la luz corta, les ha llevado a temerle a la contextualización de una educación sexual de siglo XXI, donde hay que explicar a los niños y adolescentes el uso de la tecnología y la prevención con la educación sexual. En la casa, en sus habitaciones, los adolescentes y jóvenes tienen acceso a pornografías, a relaciones de alto riesgo sexual, a prácticas que dañan sus pensamientos, conducta y comportamiento sexual a través del Internet, sin embargo, la escuela se niega a darle respuesta preventiva y soluciones de qué hacer frente a estas problemáticas. La escuela de hoy, piensa y actúa como la escuela tradicional, que habla y reduce la sexualidad a la Anatomía y Reproducción del Aparato Reproductor Femenino y Masculino. Aún con la aplicación de la tanda extendida y los rellenos que aplican, se niegan a tratar los temas de la sexualidad y salud mental. Es una escuela que no responde a las necesidades inmediatas, a los riesgos y vulnerabilidades que afrontan adolescentes y jóvenes: sexo, drogas, bullying, violencia, embarazo, acoso sexual, sexualidad responsable, afectividad y valores en la sexualidad, identidad psicosocial, autoestima, depresión, suicidio, conflicto con amigos y padres etc. Los alumnos no saben qué hacer, cómo buscar soluciones para resolver conflictos. Es una escuela fóbica, anulada, que no despierta ni crea liderazgo con juicio crítico; que alimenta el estómago, pero empobrece el espíritu. En la enseñanza de este tiempo hay que tratar, discutir y plantear soluciones con los mismos actores: los alumnos y alumnas, con padres y maestros. De esa escuela se han suicidado adolescente con problemas de bullying, y la escuela no ha tenido una respuesta preventiva, ni de tratamiento. Cientos de adolescentes, tienen noviazgo de alto riesgo asumiendo sexo y consumiendo algún tipo de drogas y no saben qué hacer. La educación sexual no daña, ni enferma, ni traumatiza. Lo que traumatiza es la ignorancia, los mitos y tabúes, los prejuicios, la falta de educación. La educación sexual les ayuda hacer alumnos resilientes y con empoderamientos para cuidar y proteger su desarrollo psico emocional y moral.