La educación y el conflicto en el desarrollo humano y social

La educación y el conflicto en el desarrollo humano y social

Julio Ravelo Astacio

Por Julio Ravelo Astacio

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Educar es dirigir, encaminar, doctrinar. Desarrollar, perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño, del joven por medio de preceptos, ejercicios, ejemplos. Educación es la acción y el efecto de educar.

Podríamos lograr muchas definiciones, pero, aunque no todos tengamos el mismo nivel de comprensión en cuanto a su significado, de seguro que la inmensa mayoría de nuestro pueblo comprende la necesidad de educarse y educar a sus hijos para el mañana. El hogar viene a ser el lugar donde primero debemos detenernos. Un hogar estable donde los padres traten de superarse y ser ejemplo para sus hijos cuenta mucho en la motivación y el interés que los hijos desarrollen. La existencia de alguna inclinación por la lectura, comentarios positivos sobre la necesidad de superación, de conocer las cosas, aprender para avanzar, cuentan mucho en la motivación del niño, del adolescente.

Teniendo en cuenta cuánto significa una formación técnica o profesional, debemos despertar en los niños y jóvenes la curiosidad por el conocimiento en la búsqueda de respuestas.

El hogar resulta decisivo en la estructuración de una forma de pensar en el niño.

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Organización, responsabilidad, trabajo, perseverancia, son características que ayudan por diferentes mecanismos a una buena identificación con los padres y, en consecuencia, a la comprensión del significado de los conocimientos de la educación¡ en su futuro.

Lo social en la educación: es indudable el peso del medio familiar en la educación, no obstante, nadie niega que el medio social influya de manera muchas veces determinante en los diferentes sectores.

La presencia de factores que impiden muchas veces satisfacer necesidades primarias como son alimentación, vivienda, vestido, pueden condicionar al individuo y evitar continúe los esfuerzos de superación.

Factores secundarios como deterioro de las condiciones de vida, pérdida de la fe en los destinos de la comunidad o el país, así como la falta de condiciones elementales para el aprendizaje, pueden ser decisivos en la motivación para mantener el esfuerzo por aprender. No deja asimismo de ser importante la valoración que el educando haga de este, si llega a considerar que no vale la pena estudiar porque “fulano o mengano no estudió y es rico”, difícilmente pueda continuar de manera sostenida estos esfuerzos.

Los antivalores

En los últimos años en nuestro país se puede apreciar una tendencia sumamente peligrosa y dañina. Es la promoción de la vida fácil, del enriquecimiento ilícito, de lo trivial, de lo simple, la vanidad, el lujo, las falsas necesidades. Esa promoción es culpable de que muchos dominicanos hayan desaparecido en las garras del narcotráfico, consumo de drogas y, que otros tantos estén atrapados en una vida sin objetivos, sin metas, en la que estar levantado o acostado no significa diferencia alguna porque en realidad de ninguna manera se hará algo. Esa forma de vida perniciosa, parasitaria, por suerte, solo afecta una proporción muy baja de nuestra juventud, pero debemos combatirla para evitar que prospere con todo lo que envuelve.

Educación en el contexto nacional

La educación trasciende el carácter de necesidad básica, conlleva implicaciones de tipo filosófico, moral y político, a parte de sus efectos en lo científico, cultural, técnico y socioeconómico. Por medio de la educación cada ser humano puede desarrollar aptitudes, potencialidades y encauzar sus aspiraciones capacitándose para desempeñar una¡ función en la sociedad.

El conflicto

Para una mejor comprensión del uso que le daremos a este término, pasaremos a ver algunas definiciones. “Es lo más recio de un combate. Es el punto en que parece incierto el resultado de la pelea. Apuro, situación desgraciada y de difícil salida”. Esta es la definición que nos ofrece el diccionario de la Real Academia Española. Pero, algunos autores, basándose más en los aspectos psicológicos, de comportamiento del conflicto lo definen como “la situación creada por la existencia de dos pulsiones que entran en lucha dentro del mismo individuo”. Dependiendo de si la pulsión desencadene un comportamiento dirigido hacia un objeto o aleje de él al sujeto, hablaremos de apetencia o aversión. El hombre por ejemplo es el prototipo de pulsión que implica una apetencia (hacia el alimento), la pulsión a evitar el dolor corresponde a la aversión.

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