La emblemática calle Las Damas

La emblemática calle Las Damas

Hoy se le ve llena de personas  que transitan por ella posiblemente sin imaginar cuánta historia encierran las piedras que pisan.

Las decenas de vehículos que se estacionan en sus laterales difieren mucho de los carruajes que  hace unos 500 años pasaban por ahí.

Las mujeres de hoy, con sus shorts, sus blusas de tirantes   y su pelo corto, sólo se asemejan en gracia a las que antes paseaban por ahí.

Y es que al ser la primera del Nuevo Mundo,  definitivamente,  la calle Las Damas constituye  una imprescindible fuente de la historia colonial.

La pionera
Fue en el año 1502 cuando Nicolás de Ovando, gobernador colonial español,  seleccionó la margen occidental del río Ozama  para la fundación de la ciudad y de varias construcciones que iban desde la fortaleza o Torre del Homenaje, hasta las cercanías  del futuro Alcázar.

Fue así como se construyó la primera calle de la ciudad, que en ese entonces  se llamó Calle de la Fortaleza.

Sin embargo, es años después cuando adquiere el singular mote de calle Las Damas.

Esto, según cuenta la tradición, por haber residido en ella las damas del cortejo de la virreina doña María de Toledo, sobrina segunda del rey Fernando el Católico y esposa  del segundo almirante y virrey Diego Colón.

Estos habían llegado en el año 1509  junto con  una corte en la cual figuraban personalidades importantes de España y descollantes damas de la época.

Según cuenta la tradición, era costumbre de estas damas pasearse en las tardes por esta calle luciendo sus frondosos vestidos, exhibiendo sus pomposos peinados, sus guantes y  sombrillas que iban a juego con sus trajes.

Además, en las primeras casas que se construyeron se alojaron  personalidades allegadas al Virrey. 

Hoy día, todavía esta calle es más que simple asfalto. Es sede de importantes instituciones culturales como son: El Museo de Armas de Santo Domingo (Fortaleza Ozama), la Sociedad Dominicana de Bibliófilos, la Academia de Ciencias de la República  Dominicana, entre otros.

Y aún en este siglo 21, caminar por esta calle es un deleite, una oportunidad de entrar en contacto directo con una parte de nuestra interesante y valiosa historia colonial.  

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