La empresa solitaria

La empresa solitaria

Por J. LUIS ROJAS
Según la sabiduría popular, una empresa solitaria es aquella que piensa y actúa enfocada sólo en sus propios intereses. Es decir, concentra toda su energía y recursos en: crear bienes y servicios, maximizar las ganancias, producir para el mercado, asumir el menor riesgo posible y tiene cierta responsabilidad con la sociedad, lo que en gran medida dependerá de las utilidades obtenidas.

¿Cuántas empresas solitarias existen en República Dominicana? Responder con exactitud meridiana esta interrogante es un tanto difícil; sin embargo, de manera empírica, podría afirmarse que el número es grande, ya que la concepción gerencial empleada por muchos empresarios se fundamenta en visualizar sus negocios como entes desvinculados de su entorno inmediato. Evidentemente que,  en la coyuntura actual, este modelo de gestión no ayuda en lo absoluto a posicionar la imagen de buena ciudadanía corporativa de la organización.

En pocas palabras, la empresa solitaria es la que deliberadamente distribuye sus utilidades netas sólo entre sus accionistas mayoritarios y la alta gerencia, mientras que a sus mandos medios y bajos sólo les proporciona más y más trabajo. En fin, todo se sintetiza en una gerencia caracterizada por la ausencia de equidad, lo que a corto y mediano plazo se convierte en estímulo-mensaje. Esta acción, es percibida por sus clientes internos y externos, los cuales se forman, automáticamente, una primera imagen (mental), y  luego una imagen negativa  definitiva (de identidad) acerca de ésta.

Por naturaleza, la empresa solitaria proyecta una imagen de bonanzas que, por lo general, no guarda relación con la imagen real que se percibe de las condiciones inhumanas existentes en la comunidad o localidad en la que ésta realiza sus operaciones más importantes. En este sentido, lo lógico y racional es que si la empresa prospera, también lo hagan sus empleados medios y altos y,  en una menor proporción, su medio ambiente inmediato (la comunidad).       

Todo parece indicar que la empresa solitaria opera a partir de la esencia del planteamiento del premio Nobel de Economía de 1976, fallecido en el 2006, Milton Friedman, el cual sostiene que: “el negocio será socialmente responsable cuando incrementa sus beneficios; y no tiene nada que ver con el gasto de dinero del consumidor y del accionista en problemas sociales, ya que la empresa sólo tiene que cumplir con la función de satisfacer necesidades para generar utilidades”. Friedman, era uno de los más activos defensores del liberalismo económico frente a la regulación gubernamental. Sin lugar a dudas, la concepción del economista Milton Friedman, en los momentos actuales, no tiene cabida en la empresa que piensa y actúa en función de su posicionamiento social, frente a la comunidad a la que pertenece.

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