La encrucijada de Abinader

La encrucijada de Abinader

La actitud levantisca de Luis Abinader tras su previsible derrota electoral infringida por el presidente Danilo Medina tiene varias lecturas y una de ellas es su búsqueda de afianzamiento en la posición de liderazgo que le prestó la corriente mayoritaria del PRM que domina el expresidente Hipólito Mejía.
Por razones estratégicas, Hipólito cedió su posición de candidato en las elecciones pasadas cuando se percató de que su contrincante sería una persona con un grado de popularidad difícilmente derrotable por su liderazgo y por el control que ejerce sobre todos los poderes del Estado.
El «guapo de Gurabo» estaba consciente de que si se arriesgaba enfrentando a Medina no solo sería ampliamente derrotado, sino que con ello sepultaba su liderazgo dentro del PRM y, en consecuencia, cualquier posibilidad futura de aspirar nuevamente a la Presidencia.
Por eso prefirió abstenerse y permitir que su hija Carolina Mejía acompañara al joven candidato Abinader como una forma de irla fogueando en las lides políticas con aparentes intenciones de promoverla en el futuro como candidata presidencial del PRM.
Será el propio Hipólito, su hija Carolina o cualquiera de los viejos dirigentes del PRM el candidato del 2020 a la presidencia por esa agrupación porque en lo que concierne a Abinader, «ya tuvo su oportunidad», como me expresara un viejo roble perredeísta fervoroso seguidor de Mejía.
El liderazgo de Luis Abinader no está seguro en el PRM y por eso su protagonismo, en ocasiones imprudente y subido de tono, y su afán de proyectarse en la prensa como cabeza de una oposición que a la luz de su heterogeneidad y pobre desempeño electoral, carece de consistencia.

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