La encrucijada del PRD

La encrucijada del PRD

LEANDRO GUZMÁN
Los que hemos tenido tropiezos políticos por muchos años, a veces incursionamos en analizar parte del proceso democrático que se desarrolla en el país, tanto en sentido general como en las situaciones que se presentan a lo interno de los Partidos, pues sin ellos la democracia no tendría sentido.

En la actual coyuntura, en esta ocasión nos referiremos a lo que está ocurriendo dentro del opositor Partido Revolucionario Dominicano (PRD), que, erosionado por la división, ahora se aboca una confrontación entre dos figuras de gran prestigio que aspiran a ser nominadas como candidatos a la Presidencia de la República, para las elecciones previstas para el año 2008.

En este momento está claro que dentro de esa organización política hay dos grupos muy importantes, uno representado por la llamada Corriente Unitaria y el otro que aparenta ser independiente, pero que no es más que un tentáculo de lo que todavía se llama Proyecto Presidencial Hipólito (PPH), que sigue vigente a pesar de los esfuerzos de sus representantes por negarlo. Este último es el grupo que cuenta con los mayores recursos económicos, encabezado por el ex secretario de Obras Públicas, ingeniero Miguel Vargas Maldonado, hasta ahora no cuestionado tras su paso por esa importante cartera.

La doctora Milagros Ortiz Bosch es la contrincante de Vargas Maldonado por la candidatura presidencial del PRD. Se trata de una figura prestigiosa, que además de haber sido vicepresidenta de la República, tiene un ejercicio público transparente, pues no en balde representa lo que su tío, el ex presidente Juan Bosch, llamó “vergüenza contra dinero”. Habría que ver hasta dónde las bases del PRD acogen esos principios, pues en política hay muchas cosas escritas, que pueden variar según los temperamentos de los pueblos.

Son pocos los que dudan de que la confrontación entre Vargas Maldonado y la doctora Ortiz Bosch en la próxima convención del PRD, traiga a colación muchas cosas importantes, entre las cuales cabe señalar la posibilidad de que todo termine mal. Las pasiones acumuladas entre uno y otro grupo así lo proyectan, especialmente en momentos en que el PRD da la impresión de que nunca se pone de acuerdo siquiera en las cosas esenciales, a pesar del rechazo colectivo que generó (y que aún perdura) el denominado PPH, que propició una reforma constitucional exclusivamente para permitir que Hipólito Mejía buscara la reelección, no obstante la trayectoria histórica del PRD en contra de ese tumor maligno que es el vicio de perpetuarse en el Poder.

El fallecido líder del PRD, doctor José Francisco Peña Gómez, decía con frecuencia que esa organización solo la destruía el propio PRD. Esta era una forma de decir que sus adversarios o enemigos no podían hacer desaparecer por sí solos a esa organización democrática, sino que serían los mismos perredeístas los encargados de llevar a cabo ese objetivo. Pero parece que muchos miembros del PRD no se dan cuenta de esas enseñanzas, a pesar de la renuncia desinteresada de los posibles candidatos a la Presidencia que, a través de la llamada Corriente Unitaria, cedieron el paso a la doctora Ortiz Bosch.

En vista de que hay sugerencias para un debate público entre los dos aspirantes, para discutir esos y otros asuntos vitales para el PRD, creemos firmemente que el mismo debería realizarse no solamente para fortalecer la democracia interna en ese Partido, sino para bien de la propia democracia dominicana.

Esto está más que justificado, especialmente porque somos un país que tiene poca tradición de celebrar debates entre sus líderes, especialmente los que aspiran y tienen posibilidad de dirigir la Nación, para que el pueblo se forme una idea de lo que piensan y pretenden hacer en caso de lograrlo.

Un debate sano y democrático entre ambos pre-candidatos del PRD podría arrojar el positivo balance de evitar que se repita aquella famosa y accidentada Convención del PRD de hace muchos años, en la que el doctor Peña Gómez se proclamó así mismo candidato a Síndico por Santo Domingo en una hábil maniobra para desarticular las pugnas que amenazaban con dividir a los perredeístas en un momento crucial contra Balaguer.

El PRD tiene ahora que hilar fino, a fin de que no se repitan los trágicos incidentes del entonces llamado hotel Concorde Dominicana, por los recientes antecedentes de que las más altas instancias del PRD escogieron como su posible candidato al ingeniero Vargas Maldonado, lo que luego dio paso a la Corriente Unitaria, con el resultado de todos conocidos.

Los que no tenemos hachas que afilar en lo que ocurra, simplemente advertimos que si bien el debate democrático a lo interno del PRD es beneficioso para su fortalecimiento y el de la democracia dominicana, tememos que todo se eche por la borda si desde ahora no se piensa en asumir actitudes sensatas, razonables y acordes con la tradición histórica del PRD. Es precisamente por eso que sería bueno el debate público entre la doctora Ortiz Bosch y el ingeniero Vargas Maldonado, para enterarnos de quién tiene más sensatez, es más razonable y sigue los principios históricos legados por Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez.

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