La encuesta sobre el gas en Bolivia

La encuesta sobre el gas en Bolivia

Los precios del petróleo, el gas y los minerales pueden ser altos, pero las compañías de recursos naturales del mundo no las han estado teniendo todas consigo en América Latina. En verdad, Colombia, interesada en atraer a las compañías petroleras de vuelta para incrementar la exploración, ha reducido la toma de impuestos y derechos, pero el sector se enfrenta al reto de una nueva compañía estatal de energía en Argentina y derechos mineros más altos en Chile y Perú.

Ha perdido oportunidades con una liberalización irregular en Ecuador y el domingo pasado vio como los bolivianos votaban en un referendo para que el Estado desempeñe un papel mucho más importante en el desarrollo de las segundas reservas de gas natural de América del Sur. Sin embargo, los directivos no deben deprimirse demasiado.

Primero, gran parte de lo que ha estado ocurriendo refleja sencillamente lo que pudiera ser un cambio a largo plazo en las condiciones del mercado. Con los precios del petróleo, gas y minerales subiendo, es comprensible que las naciones productoras estén buscando incrementar sus ingresos en estas bonanzas. Es más, parte del dinero que se está invirtiendo en los fondos de estabilización pueden suavizar los resultados macroeconómicos en el tiempo, ayudando a asegurar las condiciones de inversiones en un sentido más general.

Segundo, como demuestra Bolivia, en muchos países de América Latina el debate no es si las compañías públicas o privadas deberían explotar los recursos naturales de la región, sino si estos deberían explotarse. En este sentido, el resultado del referendo del domingo fue una victoria del sentido común.

Muchos opositores de izquierda e indígenas del señor Carlos Mesa, el presidente, están opuestos “per se” a exportar gas, y pretendían hacer fracasar el referendo. Todo esto despertó temores de que el país estuviera a punto de revivir la anarquía que condujo al derrocamiento del presidente pro-norteamericano Gonzalo Sánchez de Lozada, en octubre pasado. Al superar a estos extremistas, el señor Mesa se ha ganando un mandato no solo para desarrollar los recursos del gas, sino para gobernar.

La derrota hubiera sido desastrosa, no solo para el señor Mesa, sino para las compañías extranjeras, como BG, el grupo de gas del Reino Unido, y Repsol, de España, que han invertido cientos de millones de dólares en la exploración de gas, pero que hasta ahora no han podido aprovechar tanto gas como quisieran.

El señor Mesa necesita ahora utilizar este capital político de manera eficaz. Tratará de subir los derechos y las tasas de impuestos, pero tiene que tener cuidado de no hacer las inversiones irrentables y de tener en cuenta que las compañías tienen alternativas.

El presidente sabe que necesita que las compañías extranjeras  desarrollen los recursos energéticos del país. Ha propuesto, inteligentemente, no nacionalizar los activos privados y querrá forjar nuevas relaciones con los inversionistas existentes. De manera ideal, debería tratar de construir un oleoducto hasta un puerto en la costa del Pacífico para permitirle a Bolivia acceso a la atractiva Asia y los mercados de la costa occidental de América del Norte, aunque ante la oposición popular a cualquier tipo de acuerdo con Chile, el enemigo histórico de Bolivia, esto podría resultarle difícil. Es una agenda ardua, pero el señor Mesa ha tenido un inicio excelente. Los inversionistas deben respetar sus esfuerzos.

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