FEDERICO HENRÍQUEZ GRATEREAUX
En este momento nuestro país esta aplastado por un cúmulo de problemas: económicos, sociales, morales, institucionales, políticos. En cualquier punto donde fijemos la atención encontraremos un conflicto, una carencia, un deterioro o una «situación irregular»: El transito de vehículos, el catastro, la banca, la escuela, las Fuerzas Armadas, la moneda.
Los partidos políticos no funcionan como deberían. Los actuales órganos sociales de acción política son poderes desordenadores de la legalidad; específicamente del orden constitucional. La desaparición de los tres lideres tradicionales: Balaguer, Bosch y Peña Gómez, nos ha dejado sin una «ultima instancia racional» a la cual recurrir. Ellos gobernaban «entre los tres», aunque con Balaguer subido en el gran «podio de la marrullería». Esa «estructura» ya no existe.
No hay ahora un liderazgo funcional y efectivo; cada grupo puede hacer «lo que le de la gana», sin encontrar resistencia social ni critica autorizada. La falta del «poder correctivo» que ejercen los lideres, hace necesaria la intervención de la Iglesia con mas frecuencia de lo que es usual en otras sociedades. Los periódicos, con severas limitaciones, cumplen una «misión supletoria» de vigilancia publica.
La administración de justicia es tan deficiente que la gente teme ir a los tribunales a sufrir vejaciones, extorsiones o dilaciones; a menudo, las tres cosas a la vez. Las cárceles son antros de corrupción de donde salen y entran reos y convictos con mas libertad que en ninguna parte del mundo. Hay presos sin expediente y, también, expedientes sin presos. Cientos de maleantes que «escapan» de los presidios, o son indultados, cometen horribles crímenes tan pronto pisan las calles de las ciudades.
Es una pena que circulen tantos títulos de propiedad falsos. Una porción de tierra o una vivienda podrían tener varios «propietarios». Puede ocurrir que un «propietario verdadero» sea despojado por un propietario apócrifo, con la complicidad de funcionarios o de personajes políticos «en autoridad». Asesinatos, secuestros, atracos, robos de vehículos, son noticias habituales. Algunas veces las investigaciones terminan en nada.
Otras veces se topa con que hay policías implicados en los hechos delictivos. El hombre común siente profunda indignación y se emponzoña, cada día mas, contra los políticos y los «representantes del orden publico». La República Dominicana es una «problemera» insólita, un avispero social en peligro de disolución.
Es preciso elegir unos pocos objetivos a resolver, comenzar por un flanco de la »problemera». ¿Cuáles son los problemas mas dolorosos?
A mi manera de ver nuestra sociedad esta naufragando por el lastre combinado de tres asuntos básicos: la crisis de la energía eléctrica – su alto costo, ineficiencia, incapacidad para el cobro del servicio- ; la impunidad de los ladrones de cuello blanco que depredan el erario; la inseguridad de la población, azotada por una criminalidad no contenida, tolerada o estimulada por grupos interesados en socavar el orden.
La indefensión del ciudadano es absoluta. Un gobierno que afronte con decisión esos magnos problemas, tendría apoyo duradero de todos los sectores sociales: pobres y ricos, empleados y desempleados, izquierdistas y derechistas. Tener luz eléctrica, justicia y seguridad, así sea de modo incompleto, podría ser lema central de un régimen político…y el sueño de cualquier pueblo.